Opinión / 25/06/2018

Invisibles ante la administración

Publicado por: Imma Mata

Los migrantes que llegan a Barcelona de manera irregular tienen un largo camino para conseguir los papeles que les permiten tanto trabajar como vivir

Jornada migracio caritas barcelona
Jornada de Migraciones de Càritas Barcelona /FOTO: Marc Bartomeus

La irregularidad administrativa significa no estar autorizado a residir aquí ni a trabajar. Por lo tanto, estás privado de todos los derechos que de ahí se derivan. Sólo se te respeta el derecho a respirar, a las ayudas más básicas para la subsistencia (alimentos) y, en el caso de Cataluña, a la integridad física y psíquica, ya que reconoce el derecho a la asistencia sanitaria universal, a diferencia del Estado español. Para el resto, tienes que ser invisible, por lo que estás expuesto a una extrema vulnerabilidad.

No puedes circular libremente por la calle, porque si te para la Policía puedes ser expulsado en tu país. Tienes que trabajar forzosamente en la economía sumergida, con todos los abusos que esto puede conllevar (jornadas infinitas, sueldos bajísimos, humillaciones …), porque para poder hacerlo en la economía formal necesitas una autorización administrativa de trabajo que no tienes. Cuando buscas vivienda, es casi imposible que alguien te quiera alquilar una, porque al no tener nóminas, nadie se fía de que podrás pagar la renta mensual, con lo cual acabas realquilado una habitación a un precio desorbitado, de la que te pueden echar en cualquier momento. Cuando, exhausto de esta situación, recorres a los Servicios Sociales, te das cuenta que allí tampoco tienes derechos, te han de atender y garantizar unos servicios básicos, lo que tampoco siempre pasa, pero cuando las necesidades van más allá de esto (servicios específicos, vivienda…), te pueden decir, de hecho te dicen, que no te pueden ayudar, porque con la Ley de Extranjería en la mano esto es así.

¿Cuándo se acaba este calvario?

Cuando llevas 3 años en la clandestinidad, y puedes demostrarlo con el empadronamiento, estás arraigado en nuestra sociedad y puedes acreditarlo con cursos de lengua, de inserción laboral… y tienes un contrato de trabajo por un año y con un sueldo superior al mínimo interprofesional. Es entonces cuando puedes conseguir una autorización de residencia y trabajo que te permitirá aflorar y vivir libremente.

Ahora bien, y desgraciadamente lo vemos a menudo, si tienes la mala suerte de no estar empadronado -lo que sucede mucho con los chicos subsaharianos que no tienen pasaporte- o no tienes un contrato de trabajo de un año, que todos sabemos lo difícil que es conseguirlo, la situación de irregularidad, y por tanto vulnerabilidad, se eterniza, y con ello la desesperación de las personas afectadas.

Un cambio en la legislación de extranjería podría evitar tanto dolor

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Abogada del departamento de migración, que coordina desde 2008, de Cáritas Diocesana de Barcelona. Es miembro de la Comisión de Extranjería y de la Comisión de defensa de los derechos de la persona del Ilustre Colegio de Abogados de Barcelona.

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