Opinión / 08/02/2019

Sentirse querida

Publicado por: Loli Aguilar

Hoy he tenido la gran sorpresa de una llamada inesperada. Era Marybel, una persona que atendí hace años pero que aún acompaño.

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Acababa de subir al bus dirección Poblenou, tenía entrevista y coordinación con servicios sociales y una mamá. Un encuentro que se intuía duro: me iba preparando lo que yo podía aportar, abierta a lo que viniera y también orando por esta familia.

Al sonar el móvil del trabajo lo cojo enseguida y siento la voz de Marybel, una persona que atendí hace años, emocionada por escucharme y yo sin saber en un primer momento quién era. “Soy Marybel que hemos vuelto de Venezuela, estamos de nuevo en España”. Marybel, Esteban y los dos peques… Hace tres años que regresaron a su país después de probar suerte en España y vivir de pleno la crisis. Los acompañé durante dos años, que fueron muy intensos porque vino a Cáritas Marybel a punto de dar a luz a su hija y con un desahucio inminente… Él de padre español, su abuelo se fue huyendo de la dictadura porque era republicano. Marybel lo dejó todo por amor a Esteban y aquí se casaron. Fueron los primeros en sufrir la crisis.

La historia de Marybel y Esteban

Recuerdo el día que fui a verla al hospital cuando nació su primera hija porque no tenían a nadie y fui la única visita que tuvieron en el hospital. Este hecho, para mí tan insignificante, fue para ellos un signo de proximidad y de confianza incondicional hacia mí y Cáritas. Me pidieron si quería ser la madrina del bautizo de la niña pero les dije que no, no lo encontré oportuno por la relación profesional que tenía con ellos.

Ellos nunca vivieron bien depender de Cáritas. Él trabajó en la Fundació Formació i Treball durante un año pero después no hubo manera que encontrara otro trabajo. Ella tenía muchas más posibilidades de encontrar alguna salida laboral pero la niña era demasiado pequeña. Empezaron los conflictos de pareja y cuando Marybel se planteó separarse y marcharse hacia su país se entera de que vuelve a estar embarazada.

Cuando el niño tiene seis meses deciden probar suerte en su país, allí cada uno tiene a sus padres y familia y creen que tendrán más posibilidades, al menos no se encontrarán solos como en Barcelona.

No fue una decisión fácil para ellos, mi tarea, aparte de gestionar los billetes, fue también acompañarlos en el duelo, la frustración y en algunos momentos de rabia. Me pidieron el correo electrónico para mantenerme informada y enviarme fotos de los niños. Y en Navidad siempre recibía un mensaje de Marybel y Esteban con mensajes de agradecimiento y fotos de los niños. Cada vez que veía o sentía noticias de Venezuela pensaba en ellos… Parece que los perseguía la crisis. Por correo me contaban que ambos tenían trabajo pero que no podían comprar nada. Esta Navidad no recibí ningún mail y me extrañó…

Acompañar más allá del trabajo

Hoy en el autobús he podido hablar con Marybel. Hace mes y medio que están en España, en el pueblo del abuelo de Esteban, en Almería. Justo en mi tierra, en un pueblo muy bonito cerca del mar, de la zona turística más bonita de la provincia. Están acogidos en casa de una tía de Esteban, los niños van al cole y se han adaptado muy bien, están buscando trabajo, a Marybel le han prometido trabajo en un hotel cuando se aproxime la fecha de Semana Santa. Me ha explicado que le ha costado mucho localizarme. Ambas nos hemos emocionado porque no nos lo esperábamos y porque me ha dicho tantas cosas bonitas… Me ha hecho prometer ir a visitarla cuando vaya este verano a Almería y haré todo lo que esté en mis manos para que se produzca este encuentro.

Señor, hoy he llegado a casa y necesitaba estar sola, escribir y rezar… Darte las gracias por el amor que recibo, que no me deja indiferente. A veces siento que me has dado algo especial que hace que sea cercana a la gente, que me sea tan fácil querer, que la gente percibe algo más que una buena profesional… ¿Eres tú Dios mío que trabajas a través de mí? ¿Tal vez soy yo realmente instrumento de tu amor? Son estos signos donde me manifiestas que escogí bien mi profesión, que estoy en el lugar acertado. Hoy Señor, como cada día, te presento a toda la gente que me he encontrado en el camino, a mi querida Cáritas y al nuevo modelo de acción social. Te vuelvo a pedir que sea Cáritas el lugar que tú quieres para mí, el lugar donde poder ser tu instrumento, donde poder acompañar y ser testigo de vidas…

Gracias por la llamada de Marybel … Te la presento, acompáñalos para que encuentren en mi tierra el lugar donde ser felices. Termino con la oración de San Francisco de Asís, resuena en mi cabeza: “Haz de mí un instrumento …”.

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Referente de voluntariado de la Zona Pastoral 3

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