El trabajo es esencial porque permite sobrevivir y mantener a la familia, realizarse como persona y desarrollar las capacidades y, finalmente, te permite participar en la sociedad y acceder a los derechos de ciudadanía
El mercado laboral catalán ha experimentado mejoras a raíz de la crisis, porque la tasa de paro se ha reducido desde máximos en torno al 24% hasta el 11,6% actual, y porque hay 458 miles más de ocupados. Sin embargo, pensamos que hemos salido de la crisis por la puerta trasera, porque han aumentado las situaciones de precariedad. Las personas con más desventajas acumulan unas condiciones laborales que en muchos casos son insuficientes para salir de la pobreza: salarios bajos, pocas horas de trabajo, mucha intermitencia, inexistencia de contrato… y tienen que vivir aguantando situaciones humillantes porque no tienen más opciones.
Una realidad que no se corresponde con las cifras
Si las estadísticas oficiales recogieran, además de las personas desempleadas “oficiales”, todas aquellas que están disponibles para trabajar pero que ya no buscan empleo porque piensan que no lo encontrarán, y todas aquellas personas que están trabajando con jornada parcial y querrían trabajar más horas, la tasa de desempleo calculada de este modo ascendería hasta el 18,4%. Es decir, una de cada cinco personas activas tendría una relación de vulnerabilidad con la ocupación.
Si bien tener trabajo ha sido siempre un factor de protección ante situaciones de pobreza y exclusión, la última encuesta de la Fundación FOESSA nos indica que el 13,6% de las personas que trabajan se encuentran en una situación de exclusión social en Cataluña, y que el 1,4% se encuentran en pobreza severa, es decir, con unos ingresos por debajo de los 420 euros mensuales brutos. ¿Cómo se puede vivir con estos ingresos, por ejemplo, en la ciudad de Barcelona, donde el alquiler medio mensual supera los 920 euros?
¿Qué pedimos?
- Potenciar el empleo de los colectivos específicamente afectados por la precariedad y la pobreza (jóvenes, personas con baja formación, personas migradas, muchas veces mujeres, que sufren una doble vulnerabilidad), promoviendo iniciativas empresariales de inserción.
- Reforma de las prestaciones y reforma laboral, con un mayor equilibrio entre los derechos de los trabajadores y de las empreses.
- Potenciar la economía solidaria a través de programas de empleo inclusivos, iniciativas de economía social, propuestas de comercio justo, fomento del consumo responsable y compromiso con las finanzas éticas.
- Inclusión plena del empleo del hogar en el Régimen General de la Seguridad Social.
- Garantizar ingresos mínimos a todas las personas que no podrán incorporarse al mercado laboral o que bien necesitan complementar los ingresos laborales mientras mejoran la su ocupabilidad.
- Garantizar el derecho a la vivienda y al empadronamiento, y romper el círculo que vincula el trabajo y la residencia legal que muchas veces impide trabajar en el mercado formal a muchas personas migrantes por el hecho de no tener la situación administrativa regular.
¿Qué hacemos en Cáritas?
Defendemos el derecho al trabajo decente entendido como la oportunidad de acceder a un empleo productivo, que genere un ingreso justo, protección y seguridad en el puesto de trabajo, buenas perspectivas de desarrollo personal e integración social, libertad (para expresar opiniones, de organización y de participación en las decisiones que afectan la propia vida) con igualdad de oportunidades y de trato para todos. Y defendemos el reconocimiento del trabajo de los cuidados a las personas como pilar básico del funcionamiento de la sociedad.
Si tú también quieres defender el trabajo decente, colabora con nosotros.
