Gonzalo tiene 22 años, y es originario de Perú. Decidió venir a Barcelona para progresar en sus estudios, mejorar su calidad de vida y ayudar económicamente a la familia. Desgraciadamente, a los pocos meses de llegar a Barcelona se declaró el estado de alarma por la COVID-19
“Llegué el día 1 de enero de 2020, y al cabo de tres meses la economía se paralizó por la pandemia. Gracias a los conocimientos que tengo en diseño gráfico realizaba algunos trabajos de forma telemática, y con lo que ganaba cubría gastos”, explica. Sin embargo, en muchas ocasiones los ingresos no eran suficientes. Para Gonzalo, lo más frustrante de estos años ha sido no encontrar un trabajo fijo donde quisieran contratarlo. “Cuando te encuentras en situación administrativa irregular, la gente no quiere contratarte. Buscan a alguien para cubrir un puesto de trabajo de forma inmediata, y no pueden esperarse los cinco o seis meses que dura la burocracia. Lo entiendo, pero desanima mucho cuando piensas que finalmente obtendrás un contrato”. Así, el joven expresa que ha habido momentos difíciles, en los que incluso se planteaba volver a casa. “Encontrar el apoyo de Cáritas lo cambió todo”.
“Contacté con Cáritas, y me derivaron a Llankay. El proyecto me ha servido para relacionarme con otros jóvenes de Barcelona, vincularme a la ciudad y conocer el mercado laboral”, explica. El proyecto Llankay de Cáritas Barcelona acompaña jóvenes de 18 a 24 años en situación de vulnerabilidad, dotándoles de herramientas, recursos y una orientación laboral personalizada. En paralelo, Gonzalo ha estado participando en el espacio abierto de búsqueda de empleo de Cáritas, donde ha mejorado su currículum y conocido nuevas herramientas para buscar trabajo.
Del diseño gráfico ha pasado a estudiar temas de programación y este año ha finalizado una formación profesional de informática. Ahora empieza a estudiar un grado de ingeniería informática por la UOC, lo que le permite compaginarlo con el trabajo. “Sin el apoyo de Cáritas no me habría planteado estudiar en la universidad”, admite.
Finalmente, y con el acompañamiento de José María, Gonzalo ha conseguido un precontrato en la empresa Cinesa. Durante casi cuarenta años, José María ha sido el responsable de Recursos Humanos de Cinesa. Como mentor y voluntario de Cáritas, la labor de José María es guiar a los jóvenes en aspectos como la formación o la introducción en el mercado de trabajo.
Una persona comprometida
Desde 2020, Gonzalo es también voluntario en el proyecto El Caliu, que se ubica en la parroquia de Sant Joan d’Horta. En este proyecto vinculado a Cáritas participa los sábados y domingos. Desde este espacio se ofrece apoyo alimenticio a personas en situación de vulnerabilidad. “Participar como voluntario me ha servido para conocer el barrio, hacer nuevas amistades e incluso aprender catalán. Es muy importante estar vinculado al lugar en el que vives, y El Caliu ha sido un muy buen espacio donde tejer relaciones”, dice. Además, Gonzalo vive en un piso de la parroquia de Sant Joan d’Horta, que comparte con otras cuatro personas y paga un alquiler social que se ajusta a sus ingresos.
“Hay que perseverar, no perder la esperanza. A todos los jóvenes que hace poco están aquí les pido que se abran, que se relacionen, que tengan mentalidad de crecer. Si lo hacen, seguro que van a progresar”, concluye.
