Migración / 26/03/2015

Inmigración, educación y crisis económica: ofrezcamos a nuestros niños y niñas una oportunidad

Publicado por: Cáritas Diocesana de Barcelona

La Plataforma de entidades cristianas con los inmigrantes dedica cada curso sus reuniones a conocer y profundizar una cuestión que afecte la vida de las personas y comunidades de inmigrantes que viven en casa nuestra. El curso 2013-2014 lo dedicamos a “InMigraciónn, educación y crisis económica”. Por este motivo invitamos varias personas relacionadas con el tema por su trabajo diario o en virtud de los cargos y responsabilidades que ocupan. A cada reunión mantuvimos un diálogo, del cual se tomó nota y que ha servido para elaborar las conclusiones que ahora os exponemos.

a. La crisis ha acentuado una situación de desigualdad, que no es nueva, sino que tiene un carácter estructural. Situaciones como el absentismo o el abandono escolar antes de acabar el sistema de enseñanza obligatoria son realidades que ya se daban durante los años de crecimiento económico. La crisis económica y social que sufrimos no es causa de esta realidad estructural y profunda, si bien es cierto que, en muchos sentidos, la ha agravado, poniendo a cuerpo descubierto las debilidades de nuestro sistema de protección social.

b. En este mismo sentido resulta importante distinguir entre pobreza sólo económica y pobreza socioeconómica. La primera se plantea como una cuestión de supervivencia para muchas familias que no tienen ningún tipo de ingreso más allá de las prestaciones o las ayudas de tipo asistencial. Vemos, pero, preocupante la consolidación de una pobreza socioeconómica, que se manifiesta en una carencia de atención de los padres, en la extensión de determinados malos hábitos (horarios, alimentación…) y en un seguimiento y una atención a la escolarización de los hijos muy escasos. Este último modelo es el que puede llegar a consolidar el círculo vicioso de pobreza y exclusión, del cual se hace muy difícil salir.

c. La mayoría de intervenciones no han considerado la inMigraciónn como un factor determinante a la hora de valorar el impacto de la crisis, si bien es cierto que se ha reconocido una serie de desventajas que afectan la población inmigrante y que acaban para provocar una situación de desigualdad y carencia de oportunidades: el desconocimiento de la lengua, la carencia de una red social y familiar sólida, el nivel de escolarización de los padres, la residencia en determinados barrios marcados como territorios de exclusión, los altos índices de desempleo y la inseguridad que provoca la pérdida del permiso de residencia, la elevada movilidad de los padres también durante el curso…Aun así, también se han destacado fortalezas entre las personas y familias de inmigrantes a la hora de afrontar estos momentos: más motivación y ganas de salir adelante, resiliencia a la hora de superar dificultades, más apoyo comunitario e implicación familiar…

d. Ha habido unanimidad a la hora de valorar como negativo el impacto que han tenido los recortes, tanto en la enseñanza pública como en el concertado, puesto que ha afectado programas que tenían como objetivo superar determinadas carencias de alumnos en situación de más vulnerabilidad: la supresión de la sexta hora, las aulas de acogida, las UEC (unidades de escolarización compartida)…También se ha podido constatar la voluntad de la Administración de poner en marcha algunos instrumentos como el Plan de lucha contra el fracaso escolar o el apoyo escolar personalizado (*SEP), si bien en este momento no hay recursos necesarios para que todos estos planes salgan adelante.

e. Durante el trabajo de la Plataforma hemos tomado conciencia del papel que en estos momentos hacen las entidades y programas de atención de carácter privado, a la hora de reforzar fuera de la escuela algunas situaciones de desventaja, y a la hora de fomentar la convivencia, sobre todo a partir de actividades de tiempos de ocio. Estas entidades y programas hacen una tarea encomiable. En este sentido, hay que destacar que a pesar de que ésta tendría que haber sido asumida por las administraciones, estas entidades y programas la llevan a cabo con mucha profesionalidad, con pocos recursos y gracias, en parte, al trabajo y a la solidaridad de personas voluntarias. Se constata con preocupación que los recortes en la enseñanza han afectado la colaboración con entidades que trabajan en el ámbito extraescolar, hecho que ha repercutido en el seguimiento y la atención de niños con necesidades especiales. Hay que establecer una mayor cooperación entre los ámbitos públicos y privados, evitando caer en el asistencialismo y trabajando desde la coordinación entre los diferentes agentes educativos.

f. Uno de los elementos que en este momento afecta más gravemente las oportunidades educativas de los niños y niñas de este país es la precariedad económica familiar por motivos del desempleo. Esto provoca un empeoramiento de las condiciones de vida de estos niños (vivienda, alimentación…), pero también un deterioro de las relaciones de padres e hijos. Estas situaciones afectan transversalmente toda la población, sea autóctona o sea población inmigrada, y depende tanto del modelo de familia como del entorno donde se encuentra. Una constante en la mayoría de las intervenciones fue la necesidad de que todos los programas tuvieran una dimensión familiar, sobre todo para afrontar la pobreza socioeconómica. Esta dimensión afecta de manera especial a las familias migrantes de determinados países, puesto que el analfabetismo o ciertos horarios laborales no favorecen las relaciones de los niños con sus padres.

g. La identidad es también un tema de preocupación para aquellas entidades que trabajan con adolescentes y jóvenes. Se constata que hay una segunda generación de catalanes y catalanas, hijos o nietos de inmigrantes, que no se sienten ciudadanos y ciudadanas de aquí. Son chicos y chicas que han nacido aquí, pero que no tienen los referentes identitarios claros. La crisis, en la medida que va disminuyendo las oportunidades y averiando el ascensor social, no ayuda a romper determinados estereotipos que relacionan determinados orígenes y nacionalidades con situaciones de marginalidad. Tampoco ayuda a la integración y a la cohesión social la excesiva concentración de alumnado inmigrante en determinadas escuelas. Aun así, en todos los casos, se ha considerado que la diversidad cultural y religiosa, si se gestiona bien, no solamente no es ningún problema sino que provoca efectos educativos de enriquecimiento. Habrá que seguir atentamente la evolución de estos jóvenes de familias originariamente inmigrantes, porque nos jugamos el futuro de la cohesión.

h. La variable entorno urbanístico o barrio se destacó en algunas de las reuniones. El entorno físico, pero también el social (tejido asociativo, servicios sociales…) es muy importante a la hora de generar dinámicas de inclusión, que ayudan a superar déficits, o a la hora de generar dinámicas de exclusión, que hacen más agudas las desigualdades. Se destacó el enorme trabajo comunitario que está surgiendo por todas partes, fruto de la red asociativa tradicional, pero también a consecuencia de la participación de nuevos actores (asambleas de barrio, Plataforma de Afectados por la Hipoteca…). Aquí también resulta trascendental la colaboración entre los ayuntamientos y las asociaciones de vecinos, parroquias, esparcimientos… No obstante, consideramos que por parte de la Administración hace falta una movilización importante de recursos para evitar que aquellos barrios más afectados por la crisis económica sufran una degradación física que los marque definitivamente como zonas de exclusión.

La crisis económica pone a cuerpo descubierto los déficits que en igualdad de oportunidades ofrecía nuestra sociedad, también en educación, pero, a la vez, moviliza una enorme cantidad de recursos en positivo, que rehace en algunos lugares estructures de apoyo familiar, asociativo y comunitario, que se habían perdido en años de bonanza. En este punto se hace necesario reconocer el trabajo, mérito y esfuerzo de toda la comunidad educativa, que ha permitido mantener unos niveles aceptables de integración social y de calidad del servicio educativo. Y esto a pesar de unas circunstancias tan adversas.
Finalmente, como Plataforma de entidades cristianas con los inmigrantes, creemos necesario alertar que vivimos una situación social de urgencia que afecta el presente de muchos niños y que hipotecará el futuro de varias generaciones. Es por eso que hay que priorizar sin demora todas las políticas necesarias para asegurar que nuestros niños y jóvenes puedan tener una oportunidad.

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