La vivienda se consolida como el principal factor de desigualdad social, agravando especialmente las condiciones de niños, niñas y adolescentes

El adelanto de los datos del informe FOESSA de 2025 de la diócesis de Barcelona dibuja un escenario social frágil, marcado por la incertidumbre y la creciente vulnerabilidad. Pese a una ligera reducción de la exclusión social respecto a 2018, el informe alerta de que se consolida un modelo de sociedad “en la cuerda floja”, donde aumenta el número de personas que pueden caer en exclusión ante cualquier crisis o contratiempo.
A partir de la Encuesta EINSFOESSA (Encuesta sobre Integración y Necesidades Sociales), realizada durante el 2024 a un total de 602 hogares y 1.519 personas de la diócesis de Barcelona, Cáritas y la Fundación FOESSA apuntan que casi 4 de cada 10 personas viven en una situación de integración precaria: aunque no se encuentran en exclusión social, se mantienen al límite, en una posición muy inestable en ámbitos como la vivienda, el trabajo o la salud. Asimismo, cerca del 17% de la población (más de 450.000 personas) vive en situación de exclusión social, un fenómeno que adquiere un carácter estructural.
La vivienda, principal factor de desigualdad

Cáritas ha querido recalcar que las dificultades para acceder a una vivienda digna y asequible son el principal factor de desigualdad social. Más de un cuarto de la población de la diócesis sufre dificultades relacionadas con la vivienda, afectando a 225.000 hogares y 730.000 personas. Además, las dificultades en la vivienda se multiplican cuando existen menores. “Más del 15% de la población cae en pobreza severa después de asumir el gasto de la vivienda. La diferencia entre vivir en alquiler o propiedad es un factor decisivo a la hora de determinar si te encuentras en riesgo de caer en una situación de exclusión social”, ha detallado Amelia de Juan, responsable del Área Social, Análisis e Incidencia de Cáritas Diocesana de Barcelona. Por este motivo, la responsable del Área Social de Cáritas ha advertido que son muchas las personas que se ven obligadas a compartir vivienda para hacer frente a los gastos del alquiler, y que el 13,5% lo hace en situaciones de hacinamiento grave. “En 9 de cada 10 hogares donde las personas se encuentran hacinadas viven niños, niñas o adolescentes. Un menor que vive en estas condiciones difícilmente tiene sus derechos garantizados”, ha advertido de Juan.

Niños, niñas y adolescentes, los más perjudicados
Por este motivo, la entidad ha querido poner el foco en la infancia, como uno de los colectivos más afectados. 1 de cada 4 menores de edad se encuentra en situación de exclusión social en la diócesis de Barcelona. Los hogares monoparentales, mayoritariamente encabezados por mujeres, sufren un riesgo de exclusión 4,5 veces superior al de los hogares sin hijos.
Trabajar ya no protege de la exclusión
Por lo que respecta al empleo, y pese a la mejora de los datos globales, el informe constata que trabajar ya no garantiza la integración social. “El 57,5% de las personas en exclusión viven en hogares encabezados por alguien que trabaja. La precariedad laboral, especialmente en el sector servicios -a menudo caracterizado por trabajos temporales y de baja remuneración- afecta de manera significativa a jóvenes y personas migradas, que continúan registrando tasas de paro más elevadas, a pesar de haber aumentado su presencia en el mercado laboral”, han indicado desde Cáritas.

El director de Cáritas Diocesana de Barcelona, Eduard Sala, ha constatado que los datos confirman que vivimos en una sociedad en la cuerda floja, donde cada vez más personas se encuentran en una situación de fragilidad permanente. “La vivienda se ha convertido en el principal factor de desigualdad y el alquiler, lejos de ser una solución, es hoy un agujero negro que empuja a muchos hogares a elegir entre cubrir necesidades básicas como la alimentación o pagar el alquiler”, ha lamentado. Para el director de Cáritas, esta realidad golpea con especial dureza a los niños, niñas y adolescentes, que ven condicionadas sus oportunidades de futuro por el barrio y la familia donde nacen.
Para Sala, los datos del informe FOESSA confirman que “no fallan las personas, falla el sistema”, y que la sociedad es plenamente consciente de esta realidad. En este sentido, ha destacado que casi dos tercios de la población de la diócesis (64,9%) considera que las administraciones públicas deberían destinar más recursos a los servicios sociales. “Hay una conciencia clara de que las ayudas sociales no son un privilegio, sino una necesidad para vivir”, ha subrayado, recordando que 8 de cada 10 personas están totalmente o bastante de acuerdo en que las personas que reciben ayudas sociales las necesitan realmente. Sala ha remarcado que estos datos interpelan directamente a las instituciones y al conjunto de la sociedad a actuar con responsabilidad y valentía, porque “tener una vida digna no debería depender de la suerte ni de la resistencia individual, sino de un sistema que ponga a las personas en el centro y garantice derechos”, ha concluido.

Por último, el Cardenal Juan José Omella, Arzobispo de Barcelona y Presidente de Cáritas Diocesana de Barcelona, ha recordado que “el nacimiento de Jesús nos habla de la fragilidad como punto de partida de la fe cristiana” y que esta vulnerabilidad “es también el origen de la Iglesia y un llamamiento permanente a poner a las personas más débiles en el centro”. En este sentido, ha subrayado que documentos como Dilexi te y el Papa León XIV “reafirman que toda acción social de la Iglesia nace de la dignidad inviolable de cada persona”. Ante los datos presentados, Omella ha advertido que se consolida una persistente fragilidad social, y que es un factor que no podemos normalizar.
Ha recordado que la Navidad “no debe ser en ningún caso una evasión ante esta realidad, sino una esperanza que nos comprometa a todos y todas con las personas más vulnerables”. Por este motivo, ha pedido colaborar con Cáritas, especialmente durante estos días de Navidad. “Cuando colaboramos con Cáritas, encendemos una luz concreta que llega allá donde más se necesita, y hacemos posible una sociedad más justa y fraterna”.

