Las experiencias innovadoras de reaprovechamiento de alimentos han triunfado en Europa y consiguen detener, reducir y concienciar sobre el derroche alimentario
Cada año se tiran 262.000 toneladas de comida en Cataluña. Por el contrario, existe una hambre silenciada: personas que no pueden acceder a ciertos alimentos porque no disponen de recursos económicos para hacerlo. Pero ¿qué pasaría si toda la comida que se lanza se reaprovechara? La jornada DeBonProfit, que tuvo lugar este miércoles en la Universidad Pompeu Fabra, demostró el gran potencial que hay detrás del reaprovechamiento alimentario.
Adam Smith o el ‘paga lo que quieras’
“Yo no doy de comer a los pobres. Alimento a todo el que quiera comer “. Esta frase resume el proyecto de Adam Smith, the Real Junk Food Project (el proyecto de la comida basura). Adam es chef y está muy sensibilizado con el desperdicio de alimentos. Tanto que dejó su trabajo en un restaurante australiano para revolucionar su ciudad de origen, Leeds, en el ámbito alimentario.
Y lo hizo abriendo un café “paga lo que quieras”. Se trata de un pequeño establecimiento que intercepta comida rechazada y que la recicla para hacer platos para sus comensales. El café está abierto a todo el que quiera: sus clientes pueden pagar la cuenta con dinero, con habilidades o con tiempo. Es así como cambiaron el sistema eléctrico, o el mobiliario del local. La idea de estar abierto a todos evita la estigmatización. El café triunfó tanto en Leeds que ahora ya ha abierto 63 establecimientos idénticos por todo Reino Unido.
Adam Smith ha conseguido alimentar a 38.954 personas desde diciembre de 2013. Y es que, aparte de los 63 cafés, también ha abierto 7 supermercados que ofrecen gratuitamente todo tipo de productos reciclados.
Wefood en contra de la dictadura de la estética
Imagínate dos botes de ketchup: uno de ellos tiene la etiqueta rota y el otro está perfecto. ¿Cuál comprarías? Esta misma encuesta la hicieron los miembros de Wefood en Dinamarca. Todo el mundo contestaba, sin lugar a dudas, que tomarían el pote más bonito. Pero después venía otra pregunta: ¿y si el que tiene la etiqueta rota se vendiera por 0,50 € y el otro por 2 €, cuál comprarías? Entonces, la respuesta cambiaba.
Este es el punto de partida del supermercado Wefood, que vende productos “feos” que acabarían en la basura. Y se venden con un descuento de entre el 50 y el 70% del precio. Es, así, como han evitado que se lancen, cada año, 700.000 toneladas de comida producida en Dinamarca.
LeO, apoyo sostenible para las familias
Cáritas Viena puso en marcha, en 2009, un supermercado llamado LeO. Sus clientes pagan 3,60 € y, a cambio, reciben hasta 14 kg de comida valorados en 25-30 €. Cuentan con 16 establecimientos de distribución, todos ellos localizados en las parroquias, que se abren una vez por semana. Dos trabajadores sociales de la entidad están presentes estos días para ofrecer consejo social gratuito.
La comida que se vende proviene de más de 150 empresas o personas privadas y, por tanto, es comida reaprovechada. El objetivo de LeO, según afirmó su directora Eva Schwaiger, es que las personas accedan a necesidades básicas y, al mismo tiempo, encuentren un espacio donde son bienvenidos y donde puedan pedir ayuda.
Y a partir de aquí, ¿qué?
La explicación de estos proyectos de innovación sirvieron para evidenciar el gran potencial de Cataluña ante el derroche alimentario. Los organizadores de la jornada resumieron todas estas propuestas en un futuro proyecto: un supermercado en el que se venden productos alimenticios aprovechados de todo tipo, al que tiene acceso todo el mundo, que propone unos precios reducidos y en que trabajan personas con dificultades para acceder al mercado de trabajo. La propuesta está pendiente aún de valoración económica pero ya conseguido unir esfuerzos de 6 entidades sociales (Cáritas, Rezer, Fundación Formación y Trabajo, Nutrición Sin Fronteras, Daleph y Banco Recursos) para pensar un cambio de modelo alimentario.
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