Mar Galcerán i Peiró: “Ser voluntaria ha cambiado mi vida” | Blog de Cáritas Barcelona
Voluntariado / 25/05/2015

Mar Galcerán i Peiró: “Ser voluntaria ha cambiado mi vida”

Publicado por: Cáritas Diocesana de Barcelona

La penúltima conferencia del Ciclo de reflexiones en torno a la experiencia del voluntariado que realiza Cáritas, fue impartida por Mar Galcerán i Peiró, pedagoga y profesora de la Universidad Ramon Llull (especialista en ética y en educación en valores), bajo el título “Ser voluntaria ha cambiado mi vida. La acción transformadora del voluntariado”.

Para empezar la charla, Galcerán aclaró que el voluntariado no ha significado una actividad o conjunto de actividades en determinados lugares, sino que  para ella, el voluntariado es un estilo de vida, ponerse a disposición de lo demás, una motivación interna de ofrecer todo lo que uno es. Galcerán inició su voluntariado a los 17 años en el ámbito de la exclusión social y desde entonces también ha colaborado en proyectos de cooperación internacional y en la Delegación de Pastoral Universitaria.

Mar comenzó su reflexión personal explicando en qué aspectos el voluntariado ha ido cambiando su vida. Fue durante su primer voluntariado cuando inició su proceso de transformación, el día en el que una mujer exprostituta, víctima de la exclusión social, minutos antes de morir por un cáncer terminal a los 30 años, le dio las gracias por acompañarla y quererla durante sus últimos meses de vida. En este momento Mar entendió que “el voluntariado sólo tiene sentido cuando realmente puedes entregarte a aquellas personas que nunca se han sentido queridas”

El voluntariado le ha ayudado a tener una actitud positiva en la vida, de coraje y de esperanza. Aquellas personas a las que ha acompañado son un ejemplo de resiliencia, un modelo de fortaleza y humanidad. Para Galcerán, acompañar a personas en situación de alta vulnerabilidad, ha hecho que su vida se vaya transformando en una vida de agradecimiento y de lucha y que la alegría y el optimismo se convirtieran en una obligación moral. De esta manera, sacamos lo mejor de nosotros y trasmitimos esperanza a las personas que acompañamos

Por otra parte, ver situaciones de injusticia social constantemente, ha ayudado a Mar a desprenderse de lo material y a poner valor a lo que realmente es esencial en esta vida: sentirse amado y amar.

Según Galcerán, el voluntariado también comporta aceptar la propia vulnerabilidad, darnos cuenta de que en cualquier momento nos podríamos encontrar con las mismas dificultades de las personas que acompañamos.

Estar al lado de diversos colectivos nos ayuda a cambiar la mirada sobre el otro, a eliminar prejuicios y a ver que todos somos iguales, que todas las personas tenemos un tesoro escondido. Por lo tanto, el voluntariado nos aporta comprensión y tolerancia respecto a las costumbres y maneras de pensar de los demás.

Una vez somos conscientes de las injusticias sociales que sufren muchas personas, según Galcerán, nos sentimos obligados a comprometernos para concienciar a la sociedad e intentar cambiar las estructuras sociales.

Seguidamente, Mar expuso una serie de condiciones y actitudes necesarias para hacer posible esta transformación personal. En primer lugar, debemos tener una mirada contemplativa de la vida. Dejar que las situaciones vividas durante el voluntariado nos impacten, concederles tiempo y espacio para reflexionar y hacerlas transformadoras. Examinar profundamente cada realidad y captar aquello que está más allá de lo evidente. Detenernos a vivir intensamente cada momento. En segundo lugar, es importante tener una actitud reflexiva. Hacernos preguntas sobre aquello que estamos contemplando. Dialogar con los demás y dejarnos interpelar por sus procesos. Y por último, reconocer nuestra vulnerabilidad y dejarnos acompañar en este proceso de transformación.

Finalmente, Galcerán hizo referencia a los límites y peligros que dificultan el proceso de transformación. Entre ellos, sentir que tu tarea no es valorada o útil para la entidad en la que colaboras o aferrarse a la gratificación, esperar que continuamente se agradezca tu acción voluntaria. También es importante reconocer el momento en el que debemos dejar de ofrecer ese servicio, ya sea por falta energía, ánimo, de fuerza o de capacidad. Por otra parte, no debemos iniciar el voluntariado como terapia personal, es decir, verlo como escape de nuestros propios problemas o de nuestra propia realidad. Y por último, nunca debemos sentirnos por encima de aquellas personas a las que ayudamos, creer que somos sus salvadores y considerarnos indispensables en sus vidas.

Para concluir su reflexión, Mar apuntó que “su transformación personal ha estado ligada a un proceso de transformación espiritual, ya que no hubiera podido transformar su vida si no se hubiese sentido sostenida por Dios”.

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