Con motivo del 5 de diciembre, día internacional del voluntariado queremos reconocer, agradecer y celebrar la labor solidaria y generosa que miles de personas voluntarias de Cáritas realizan en los pueblos y ciudades de la diócesis de Barcelona.
Los voluntarios y voluntarias de Cáritas no son invisibles, pero a menudo su acción huye del protagonismo. Son personas con nombres y apellidos, personas que comparten su tiempo y sus ganas en favor de la igualdad, la justicia y la fraternidad.
Después de la pandemia, la labor de los voluntarios es más importante que nunca, y ahora los necesitamos, necesitamos.
Sabemos que vivimos tiempos difíciles. La desesperanza, el miedo y el dolor pasean por nuestras calles, y corremos el riesgo de que la indiferencia se convierta en un elemento más de nuestra vida. Nos enfrentamos a una emergencia de inhumanidad, de sufrimiento y de soledad, y necesitamos vernos, sentirnos, escucharnos, para que no se endurezca el corazón.
Hoy queremos reconocer lo relevante y necesaria que es la labor de los voluntarios, su tiempo, su dedicación. Los voluntarios dan y ofrecen sin pedir nada a cambio, pero lo que reciben de las personas con las que comparten camino es lo más valioso.
Debemos agradecer su mirada cálida y su sonrisa, tan necesarias en este tiempo donde muchas personas sufren enfermedades, falta de trabajo, vivienda, o recursos. Sin el voluntariado, cualquier sociedad es más pobre, y tiene menos metas por alcanzar.
Por último, queremos celebrar que somos comunidad, una gran familia capaz de abrazar y festejar con alegría, y que entre todas las personas podemos sostener y hacer posible la esperanza por un mundo mejor. Es necesario que dejemos espacio en nuestra vida para amar, soñar y compartir lo que somos.