Opinión / 27/01/2016

Las fronteras que dividen

Publicado por: Cáritas Diocesana de Barcelona

Por Isabel Mas, abogada del Departamento de Migraciónn de Cáritas Diocesana de Barcelona

Desde el Departamento de Migraciónn de Cáritas Barcelona, hemos visto como nuestra sociedad, las instituciones y sobre todo las personas, daban un paso adelante en respuesta a las imágenes dramáticas que nos acercaban a la situación de nuestras fronteras. Hemos visto una actitud decidida y solidaria en la intención de acoger a quienes huyen de la guerra. Valoramos positivamente que la solidaridad sea la primera respuesta, sobre todo ante la deriva que está tomando la política europea e internacional.

Cada día, en nuestro trabajo, atendemos a personas venidas de todas partes, con historias de vida muy diferentes. Vidas que nos conmueven por su dramatismo, por el heroísmo que muchas veces comportan, por la fuerza que denotan. Personas que han marchado de su tierra, por motivos económicos, porque no tenían futuro. Algunos de ellos, pocos en realidad en relación a quienes llegan por avión, han podido ser protagonistas de las muchas imágenes trágicas que también ha generado nuestra propia frontera del sur de España.

Habría que completar el álbum que las imágenes de frontera han ido construyendo con otras imágenes más cotidianas. Imágenes de los jóvenes que transportan chatarra en los carritos de supermercado que empujan, o de mujeres inmigrantes solas con hijos dependientes, que cuidan de nuestros hijos o de nuestros padres o abuelos, la vida de las cuales es una lucha enconada por la supervivencia; o de padres y madres de familia, a quien la pérdida del trabajo ha dejado “sin papeles” arrastrando a quienes dependían de ellos a una situación irregular. Ellos, ellas, también huyen de la hambre y de la inseguridad de sus países de origen.

Con la situación de crisis económica que vivimos, nos enfrentamos cada día al problema de la irregularidad sobrevenida. Además de no tener ingresos para sobrevivir, al no tener ya autorización para trabajar, las personas inmigrantes están en desventaja para obtener un trabajo, y para volver a tenerla necesitan contar con un contrato de trabajo por un año. Sabemos que esto es casi imposible. Día sí y día también llegan personas inmigrantes que llevan 6, 8 o 10 años en España y todavía no han accedido nunca a una autorización de residencia. Sobreviven con trabajos escondidos en la economía sumergida, que no les facilita el contrato necesario por un año, aunque ya lleve mucho más tiempo trabajando. Estas situaciones ponen en evidencia lo que se denomina “fronteras invisibles”, en este caso entre ciudadanos autóctonos e inmigrantes.

Las fronteras dibujan los territorios y los dividen, estás dentro o fuera, de Europa (Shenguen) o de España. También dividen a los ciudadanos en categorías dentro de estos territorios, eres residente o no lo eres, eres comunitario o eres un inmigrante de tercer país. Y todavía hay fronteras dentro de cada uno de nosotros, son aquellas que ven al otro, si es diferente, como una amenaza en vez de como uno ser humano igual que tú, o pueden hacerte ver diferente a un refugiado político de un inmigrante. Todos tenemos fronteras de estas, y aquí no podemos decir que son los gobernantes quienes lo tienen que arreglar.

Nuestro trabajo, desde el Departamento de Migraciónn de Cáritas, trata de borrar estas fronteras que nos dividen, ocupándonos de las dificultades específicas por el hecho de ser inmigrantes, que a menudo los sitúa al margen de la exclusión social. Junto con la red de compañeros, profesionales de Cáritas, tratamos de igualar las oportunidades de quienes están de alguna forma “marcados” por las fronteras.

No es para nada fácil todo esto, a menudo las circunstancias y los propios límites nos desbordan. Los cristianos podemos ampliar el ofrecimiento solidario que encabeza este comentario borrando fronteras, haciendo lugar en nuestra vida para estas personas, sea cual sea la frontera que los separa. Es importante tener en cuenta que la responsabilidad, al final, es siempre individual. Incluso cuando las soluciones requieran una gestión colectiva, que corresponderá a los gobernantes y poderes constituidos, será necesario que los empuje la suma de voluntades de ciudadanos que asumen un papel activo. Continuamos dando pasos adelante, individual y colectivamente.

Démonos la oportunidad de construir un mundo mejor.

Isabel Mas

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Cáritas es una entidad sin ánimo de lucro de la Iglesia católica. Nuestra misión es acoger y acompañar a las personas en situación de pobreza y exclusión social, para que sean protagonistas de su desarrollo integral, desde el compromiso de la comunidad cristiana. Los tres objetivos de Cáritas son promover, orientar y coordinar la acción social; sensibilizar a la sociedad y denunciar situaciones de injusticia social. Queremos construir un mundo donde los bienes de la Tierra sean compartidos por toda la humanidad desde la dignidad de la persona, desde el trabajo por la justicia social y desde la solidaridad y el compartir fraterno.

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