Con motivo de la Jornada Mundial del Migrante y Refugiado, Cáritas Barcelona se adhirió a la Vigilia de Oración que convocaron los voluntarios de la Fundación Migra Studium para denunciar la deshumanización que se vive en el centro de internamiento de extranjeros
Ni la ola de frío polar ni la dificultad para llegar a la Zona Franca impidieron que, este sábado, se celebrara con éxito la Vigilia de Oración “CIE: una violencia que deshumaniza”. Más de 200 personas asistieron al encuentro, convocado por el grupo de voluntarios de Migra Studium, que fue muy emotiva y sirvió para sensibilizar pero a la vez movilizar sobre una realidad invisible.
Antes de empezar, los internos del CIE empezaron a gritar ya hacer mucho ruido, conscientes de que se haría un acto reivindicativo pacífico ante el mismo centro de internamiento de extranjeros para denunciar la violencia cotidiana que sufren: “Hemos querido acentuar como esta violencia nos deshumaniza a todos. En primer lugar al que la sufre al ser maltratado, pero también al que debería actuar contra esta violencia y que, al no hacerlo, deviene menos humano “, resumía un voluntario. Con la esperanza de conseguir un mundo sin CIE, comenzaba esta Vigilia de Oración.
Testigos para identificar qué pasa en el CIE
El acto tuvo tres partes: los testigos, las lecturas y la oración final. En la primera parte, se dio una mirada de algunas de las violencias que sufren las personas por estar encerradas en un CIE: desde la negación de identidad hasta la falta de identidad, pasando por el riesgo de enfermar y de ser agredido. La historia de algunos testigos -llegida por los voluntarios del CIE que han pasado o todavía están en el centro pusieron cara a los diferentes tipos de violencia, como el Mohamed que, tras 20 años en España, lleva 42 días en el CIE: “Me siento como un animal, como si no fuera persona, sin ningún tipo de derechos. Estoy muy afectado psicológicamente. He tenido mucha depresión, ansiedad y estoy muy confundido “.
La segunda parte del acto fueron las lecturas de dos fragmentos del Antiguo y el Nuevo Testamento y de un texto de Mons. Agrelo, obispo de Tánger, muy concienciado con el hecho migratorio. Por último, hubo una oración final donde se encendieron las velas, que representaban el sufrimiento de todas las personas que dejan su tierra en busca de un presente y un futuro mejores. Un Padrenuestro puso punto y final a una tarde en hermandad para pedir la cesión de la violencia y la opresión a todas las personas que pasan por el CIE.