Voluntariado / 16/02/2017

¿Qué queda de la crisis?

Publicado por: Cáritas Diocesana de Barcelona

El coordinador de Estudios de Cáritas Española, Kiko Lorenzo, advierte que la complejidad de la situación no permite afirmar o negar con un monosílabo que la crisis ha terminado

Comparar la crisis con un terremoto podría ser incoherente. Pero, con esta metáfora, Kiko Lorenzo, sociólogo y coordinador de Estudios de Cáritas Española y la Fundación Foessa, comenzó su charla en el Ciclo de Reflexiones del Voluntariado. “A pesar de haber terminado el terremoto, aunque hay personas que están atrapadas y edificios rotos, debemos prevenir que el próximo terremoto no nos coja por sorpresa y estar preparados”, hacía la analogía Lorenzo ante casi un centenar de voluntarios. “Para los que estudiamos la realidad, es un privilegio poder compartir tiempo con aquellos que vivís día a día con la realidad”, dijo a todos los presentes.

La charla del sociólogo, la quinta de este ciclo en torno a la figura del Voluntariado, fue una reflexión sobre la situación económica actual y una interpretación de qué puede hacer Cáritas y sus voluntarios ante las consecuencias que ha dejado la crisis.

Los culpables no son las víctimas

La pobreza no es sólo una pérdida de recursos económicos sino también de la autoestima, de la salud mental y de la esperanza de la persona. Pero, en esta crisis -indicó el coordinador de la Fundación Foessa- las víctimas se han convertido en culpables de la situación ya que cuando se habla de crisis siempre se acaba diciendo que “se vivió por encima de nuestras posibilidades económicas” cuando, realmente, 2 de cada 3 personas en situación de exclusión ya provenían de antes de la crisis. Además, la mitad de la población en 2007 -en época de crecimiento- presentaba ya alguna problemática y habían acumulado riesgos. Con todo, cuando llegó la crisis o terremoto bajaron en la escala social.

“Los datos macroeconómicos son sólo una realidad pero no lo son todo”, afirmaba Kiko Lorenzo cuando hablaba de la época de bonanza, “el 44% de la población sufrió episodios puntuales de pobreza relativa en un contexto bueno”. Así pues, la crisis ha concentrado sus efectos en la población más pobre y una de sus consecuencias es un modelo de mercado que estabiliza trabajos precarios, lo que debilita la seguridad de cara al futuro en caso de que hubiera otra crisis. “Una sociedad debe albergar otras lógicas aparte de las de intercambio de mercado. Por ejemplo, la solidaridad “, denunció Lorenzo.

Una crisis también de valores

Al preguntar a la ciudadanía qué tipo de sociedad quieren, las respuestas son claras y comunes: una sociedad justa e igualitaria. Pero, si se da un paso más allá, pocas personas están dispuestas a actuar para cambiar la situación. “Una cosa es lo que queremos y la otra lo que estamos dispuestos a pagar”, argumentaba el coordinador de estudios de Cáritas Española. Y es que el cambio de modelo social pasa por fortalecer los valores cívicos y poner un límite ético para que los valores racionales no salgan siempre vencedores: “El modelo actual ha constatado su fracaso. Estamos en disposición de impulsar uno nuevo”, advirtió para finalizar Kiko Lorenzo.

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Cáritas es una entidad sin ánimo de lucro de la Iglesia católica. Nuestra misión es acoger y acompañar a las personas en situación de pobreza y exclusión social, para que sean protagonistas de su desarrollo integral, desde el compromiso de la comunidad cristiana. Los tres objetivos de Cáritas son promover, orientar y coordinar la acción social; sensibilizar a la sociedad y denunciar situaciones de injusticia social. Queremos construir un mundo donde los bienes de la Tierra sean compartidos por toda la humanidad desde la dignidad de la persona, desde el trabajo por la justicia social y desde la solidaridad y el compartir fraterno.

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