Siempre se habla de la ayuda que Cáritas ofrece a las personas atendidas pero este colectivo también nos ha dado muchas lecciones a los profesionales de la entidad
Cuando damos también recibimos a cambio. Esto nos pasa, a menudo, con las personas que atendemos: las vemos regularmente, hablamos con ellas, compartimos experiencias… Así, se acaba estableciendo una relación de proximidad, de igualdad en la que a veces se da y otras se recibe. Reflexionamos, con los profesionales de la entidad, sobre qué les aportan, a ellos y a la sociedad en general, las personas mayores que atienden:
- Son maestros de paciencia y aceptación ante la injusticia de no poder contar con una familia que los quiera y acompañe en esta última etapa. También en la estimación, la generosidad y la ilusión por cuidar y ayudar a los suyos en todo lo que puedan. Y, por supuesto, son maestros en transmitir la cultura popular y la historia pasada.
- Son expertos en humildad, serenidad, valentía, lucha y coraje: ante la enfermedad, las incapacidades; ante la dificultad de tener que sobrevivir con mínimos; ante la soledad y otras adversidades.
- Han asumido un pasado, viven un presente y relativizan el futuro. Son capaces de justificar lo injustificable.
- Nos despiertan sentimientos de dolor, de miedo, ante el proceso de envejecimiento. Nos hacen tomar conciencia sobre la finitud de la vida y, por tanto, impulso para vivir el presente con realismo y coherencia con lo que sentimos. Pero también nos hacen plantearnos de qué manera la sociedad debe integrar y tratar a los ancianos.
- Dan vida a los años: aportan sentido del humor y alegría, tolerancia y ternura, energía, comprensión y aceptación ante nuevas maneras de vivir…