Jóvenes y mayores participan en la fiesta intergeneracional de primavera de Cáritas Diocesana de Barcelona
“Esta fiesta me ha dado vida”. Así se expresaba Carme, una señora de 83 años que no se ha querido perder la fiesta intergeneracional de Cáritas celebrada en la Parroquia de Sant Joan Bosco. Carme vive la soledad, ya que su hijo hace más de diez años que trabaja en Brasil. Por eso, Carmen cuenta con la compañía de la Joaquina, una voluntaria de Cáritas que participa en el “tramat de vida” de la Parroquia de Crist Rei. Los “tramats de vida” los forman voluntarios de parroquia que semanalmente visitan a personas mayores en situación de soledad. “Hace más de diez años que soy voluntaria de Cáritas, y antes lo había sido de Cruz Roja”, explica Joaquina. Normalmente, Joaquina y Carme se encuentran una vez por semana, salen a pasear, conversan o simplemente pasan un buen rato. “Cáritas me hace feliz”, dice Carme. La relación con su voluntaria es de amistad, como si fueran de la misma familia.
La fiesta intergeneracional pone en común muchas experiencias de vida, y es una oportunidad para romper con la rutina de las personas mayores. El acto, que es el 4º año que se lleva a cabo, acogió a más de 250 personas y contó con la participación de alumnos de distintas escuelas de Barcelona que colaboran en todo lo que pueda beneficiar la labor social de Cáritas. Repartiendo meriendas, organizando el espacio y ofreciendo diversos bailes, los jóvenes de las Escoles amb Cor fueron voluntarios por un día.
Durante la celebración hablamos con Julio, voluntario que forma parte del proyecto “em dónes la mà” de la parroquia de Vilapicina. “El medio año que llevo como voluntario me ha llenado mucho. Nosotros estamos con los ancianos y ellos están con nosotros, es un intercambio”, indica.
Mosén Francesc forma parte de la Comunidad Parroquial de Sant Joan Bosco, y nos indica que la Parroquia tiene seis o siete grupos de voluntarios que realizan actividades en favor del barrio. “Es necesario que la iglesia esté cercana a las demandas de las personas, y actos como éste nos demuestran que la acción social está intrínsecamente ligada a la liturgia”, afirma Mosén Francesc.
Queremos dar las gracias a todos los trabajadores, voluntarios y colaboradores que participaron en la fiesta intergeneracional. Agradecemos también la colaboración del Hotel Arts, que un año más ha proporcionado toda la merienda de la celebración. Queremos que las personas vivan la última etapa de su vida con la máxima dignidad posible, y con la acción de Cáritas y de sus voluntarios trabajamos para que sea posible.
