Con motivo de la publicación del informe IDESCAT de 30 de junio de 2016, la adjunta a la Acción Social de Cáritas Diocesana de Barcelona, Mercè Darnell, ha querido poner una serie de reflexiones sobre la mesa.
Lo primero que hay que destacar de los datos publicados por el IDESCAT es que la tasa de riesgo de pobreza antes de las prestaciones sociales (pensiones, prestaciones paro…) es del 42,1% y baja al 19% después de las transferencias de carácter social. Este dato pone de relieve la importancia que tienen las políticas sociales llevadas a cabo por la administración y por las entidades como Cáritas, que trabajamos activamente para dar las mismas oportunidades a todos.
En relación al año 2015, los datos nos indican que el 19% de la población catalana estaba en situación de pobreza relativa. Este dato se sitúa en el 27,9% entre los menores de 16 años y en el 12,1% en las personas mayores. Entre los niños no ha mejorado tanto como en la media general.
Aunque la pobreza relativa ha disminuido casi dos puntos respecto a 2014 hay que tener presente que también ha bajado el ingreso promedio de los catalanes en 100€, lo que demuestra que a pesar de disminuir la pobreza relativa, hay que ser más pobre por ser pobre. Las personas que ahora se encuentran entre los 9667€ y los 9747€ eran pobres el año pasado, pero ahora ya no se contemplan en el cálculo. Por eso, por ejemplo, entre las personas mayores ha mejorado la pobreza relativa a pesar de tener las pensiones congeladas desde el año 2010.
También destaca la pobreza severa. Las personas que tienen ingresos inferiores al 40% de la renta media son el 10,6%, y en 2013 eran del 9,1%. La Taula del Tercer Sector Social, entidad de la que Cáritas forma parte, indicó que si bien la tasa de pobreza ha disminuido en un 1,9% respecto al 2014, no podemos bajar los brazos. La infancia es el colectivo que más nos debe preocupar porque su tasa de pobreza es más alta que hace dos años, y es el colectivo que menos se queja de la sociedad.
Además durante el pasado 2015, el 62,6% de los hogares recibieron alguna prestación y este dato ha disminuido un 6,8% respecto al año anterior (1.850.000 hogares) Han disminuido especialmente las que han recibido prestaciones de paro, del 43,2% de 2014 al 38,5% de 2015.
A nuestro parecer, esta pobreza no hay que analizarla solo a nivel económico en relación a los ingresos, sino que hay que tener en cuenta los gastos familiares y el aumento del coste del alquiler, los suministros, etc. También otros factores como la debilidad de las relaciones sociales y familiares, las dificultades para encontrar trabajo y que sea digno, el empeoramiento de la salud emocional por la angustia que supone sobrevivir con ingresos precarios, entre otros factores.
Desde Cáritas, más allá de ayudar económicamente a las familias, promovemos las capacidades de las personas y queremos que estas puedan integrarse en la sociedad y ser autónomas. Es necesario que valores como la participación, la reciprocidad y la solidaridad estén presentes en su desarrollo personal, y desde Cáritas queremos que esto sea una realidad impulsando todos los proyectos que llevamos a cabo.
En situaciones como ésta, el trabajo es clave para reflotar la vida de una persona. Hemos constatado que tener trabajo ya no es garantía de salir de la pobreza, y empleamos muchos esfuerzos para que todas aquellas personas en edad de trabajar y que así lo quieran puedan encontrar trabajo gracias al proyecto “Feina amb Cor”.
Así pues, desde nuestra entidad somos conscientes de la situación difícil por la que pasan muchas familias de nuestra diócesis. Sin embargo, no perdemos la esperanza, y nadamos a contracorriente para corregir estos datos y hacer que el pesimismo se convierta en optimismo, y que lo que parece imposible sea posible.