Varios informes muestran cómo los indicadores socioeconómicos han mejorado durante el tercer trimestre de 2021. Esto puede interpretarse como una superación de la crisis de la COVID-19, teniendo en cuenta el fuerte impacto que tuvo en el mercado laboral.
En ciertos aspectos, el empleo mejora: el tercer trimestre de 2021 se sitúa con 3.479.400 ocupados en Catalunya. Según los datos del INE, se han recuperado los niveles de empleo anteriores a la pandemia. Por otra parte, también ha disminuido el número de desempleados, aunque todavía se sitúa en 21.000 personas por encima de los niveles prepandemia.
El empleo aumenta, pero las condiciones en las que lo hace son bastante inestables. Casi el 20% de los ocupados lo es con contrato temporal y, de ellos, un 69% dispone de un contrato de menos de tres meses. Una gran cantidad de trabajadores debe conformarse con contratos de jornada parcial, ya que no encuentran ninguna de jornada completa. Además, la tasa de parcialidad femenina (19%) es desproporcionada frente a la masculina (7%). Esta parcialidad involuntaria la encontramos en más del 40% de los nuevos contratos laborales. Así pues, la precariedad laboral sigue empeorando en todas sus formas, polarizando el mercado laboral.
La recuperación que se seguía tras la recesión de 2008 se ha visto gravemente truncada por la irrupción de la COVID-19. Los parados de larga duración, aquellos que llevan más de un año buscando trabajo, ya representan la mitad de los desempleados, y dentro de estos parados de larga duración, prácticamente la mitad llevan más de dos años sin trabajar. Como punto positivo, el número de hogares sin ingresos ha caído a un 2,8%, acercándose al 2,2% previo a 2008.
En conclusión, los datos del nuevo trimestre no necesariamente anuncian plena recuperación socioeconómica, ya que se incrementa la fractura laboral. Esta fractura sitúa a una parte de la población en posiciones relativamente estables mientras que la otra se encuentra inmersa en una inestabilidad laboral grave que, a su vez, tiene un fuerte impacto en ámbitos como la salud y vivienda. Por todo ello, son esenciales medidas que vayan encaminadas a erradicar la precariedad laboral.