“Nosotros no estamos para crear un ‘made in Cáritas’, sino para ayudar a las personas” | Blog de Cáritas Barcelona
Institucional / 07/10/2024

“Nosotros no estamos para crear un ‘made in Cáritas’, sino para ayudar a las personas”

Publicado por: Cáritas Diocesana de Barcelona

Entrevista con Eduard Sala, director de Cáritas Diocesana de Barcelona

Eduard Sala i Paixau (Barcelona, 1962) es educador social, coach, formador y licenciado en Filosofía y Letras. Está casado y es padre de un hijo y de una hija. Desde 2015 hasta 2023 fue el responsable del Área Social de Cáritas Diocesana de Barcelona, y desde octubre de 2023 es su director. Inició su trabajo en el mundo social en el año 1982, primero, como voluntario en Cáritas, más tarde, como profesional. Durante más de doce años ha dirigido diferentes proyectos de la Compañía de las Hijas de la Caridad, destinados a personas en situación de exclusión social. También ha sido responsable de servicios dirigidos a niños y jóvenes en situación de riesgo y profesor de la Facultad de Educación Social y Trabajo Social de la Fundación Pere Tarrés – URL. En 2019 ganó el premio literario Feel Good con el libro Va de vida (Plataforma Editorial)

Se cumple un año desde que eres el director de Cáritas Barcelona. ¿Cómo valoras este primer curso?

Cáritas no es una persona en concreto, sino que está formada por un buen equipo de personas voluntarias y contratadas. Es gracias a todas ellas que la acción de Cáritas se puede llevar a cabo desde los 539 proyectos que tenemos repartidos en la diócesis, y que podemos dar respuesta a unas 100.000 personas, sumando la acción de Cáritas Diocesana y de las Cáritas parroquiales y arciprestales. El trabajo de Cáritas es fruto de un compromiso colectivo y comunitario, que nos explica por qué llevamos 80 años aquí. En cuanto al curso 2023-2024, ha estado marcado por la movilidad humana, por un índice de paro que ha ido retrocediendo, pero también por un mercado de trabajo que genera empleos muy precarios y un mercado inmobiliario que excluye y expulsa.

En la última rueda de prensa advertiste que Cáritas Barcelona estaba llegando al límite de su capacidad. ¿Por qué?

De todas las personas que atendimos durante 2023, más de la mitad fueron atendidas por primera vez. No podemos dar respuesta a tantas personas que se dirigen a nosotros con tantas necesidades. En comparación con los recursos que podemos destinar, hay un abismo. Esto provoca que tengamos que gestionar la impotencia, con la consciencia de saber qué hacemos todo lo que podemos, pero que con esto no basta.

Es importante conocer la realidad y no resignarnos. Es importante cada uno de los granos de arena que conforman la playa y cada una de las gotas que forman el océano. Ante el océano o una playa inmensa nos sentimos impotentes, pero cada grano de arena, cada gota de agua y cada acción cuentan. Conscientes de las limitaciones, pero no resignados.

En estos últimos años os habéis centrado en la importancia de la acción comunitaria. ¿Por qué Cáritas apuesta por este modelo?

Cada vez las personas nos replegamos más en nuestro teléfono móvil, no salimos de nuestra “burbuja relacional”, y esto hace que nos resulte difícil generar espacios de encuentro con aquellos que son diferentes. En este con texto, todo lo que es comunitario se convierte en fundamental.

El papa Francisco nos dice que en “la Iglesia cabemos todos, todos, todos”, nos pide que seamos una “Iglesia en salida” y con el Sínodo, nos impulsa a concretar la llamada de “caminar juntos”. La apuesta de Cáritas por los espacios polivalentes, por los espacios de relación y por el trabajo grupal y comunitario responde a nuestra realidad y a su llamada, y por eso es tan importante preparar mesas, poner puertas abiertas y generar espacios puente en los que las personas se reúnan. Desde Cáritas llevamos tiempo diciendo que solos no llegaremos a ninguna parte. Son tantas las necesidades sociales que tenemos que aliarnos con las propias personas, con las comunidades, y con aquellos que saben hacer mejor una parte de lo que necesitamos, como es el caso de la Fundació Habitatge Social, la Fundació Formació i Treball, el Centre Català de Solidaritat-CECAS, muchas otras entidades del tercer sector y las diferentes administraciones.

Tenemos un problema cuando algunas administraciones no colaboran o no están por la labor. La mayoría intentan hacer todo lo que pueden, pero todavía hay algunas que siguen pensando que pueden prescindir de las entidades sociales y los diferentes agentes que configuran las comunidades. Trabajar juntos quiere decir estar dispuesto a dejar de estar en el centro, ser capaz de ceder, de renunciar a una parte. Es más importante el “qué hacemos”, “para qué” y “para quién” lo hacemos, que no quién se cuelga la medalla. Para trabajar conjuntamente se necesita mucha generosidad y consciencia de los propios límites. Nosotros no estamos para crear un “made in Cáritas”, sino para ayudar a las personas, con el máximo de colaboraciones que sean posibles.

Ante una ciudadanía que cada vez está más cerrada en sí misma, ¿crees que Europa tiene que llegar a ser una sociedad de acogida?

La guerra de Ucrania ha evidenciado que existe una doble vara de medir a la hora de acoger. José María Vera, director ejecutivo de Unicef España, decía que, si España pudo acoger a 40.000 niños ucranianos, también puede hacerlo con 6.000 que vienen de África. En Europa, nuestra sociedad se está blindando ante lo que es desconocido y me preocupa cómo desde Cáritas, como Iglesia y como personas seguidoras de Jesús, damos respuesta a ello. Nuestro reto es conseguir que nuestras comunidades y nuestros hermanos en la fe no sean puertas cerradas, sino que nos mantengamos seguidores de un mensaje de acogida incondicional.

Estamos hablando de seguir a un Jesús que se relacionaba con el leproso, con la mujer prostituta, con el cobrador de impuestos, con el no-creyente. Se trata de recuperar aquel mensaje de Jesús, que era el de acoger al extranjero, al diferente. Hay dos citas del papa Juan Pablo II que querría destacar.

La primera es del año 2005 donde decía que la pertenencia a la familia humana otorga a cada persona una especie de ciudadanía mundial, haciéndola titular de derechos y deberes. La condena del racismo, la tutela de las minorías, la asistencia a los prófugos y refugiados, la movilización de la solidaridad internacional para todos los necesitados no son más que aplicaciones coherentes del principio de ciudadanía mundial.

La segunda es de 2001, donde decía que, si bien es cierto que los países altamente desarrollados no siempre pueden absorber a todos los que emigran, hay que reconocer que el criterio para determinar el límite de soportabilidad no puede ser la simple defensa del bienestar, ignorando las necesidades reales de los que tristemente se ven obligados a solicitar hospitalidad. Esta frase tendría que regir toda nuestra mirada ante una Europa que se encierra, ante una sociedad que levanta muros y se blinda. Jesús nos decía “salid, no tengáis miedo”.

Este caminar juntos desde la sinodalidad es también un caminar juntos con los que son diferentes.

A principios de 2024 se produjo la integración con Cáritas Mataró. ¿Es un paso más hacia este caminar juntos?

Es una oportunidad y un regalo. Esta unión nos hace más fuertes, y quiero agradecer el trabajo de todos los compañeros y compañeras que, durante años, han forjado una Cáritas tan cercana e implicada con la ciudad de Mataró. Gracias por la generosidad que han tenido a la hora de concretar todavía más la integración con Cáritas Diocesana, con la Iglesia que camina para atender a las personas más vulnerables del obispado de Barcelona. Uno de los retos que tenemos para este curso 2024-2025 es adaptar la entidad a la reorganización de la diócesis de Barcelona impulsada por el Cardenal arzobispo Juan José Omella, y ya avanzo que Mataró será una de las centralidades de Cáritas en la diócesis.

¿Cómo pueden ayudarnos las personas que estén leyendo esta entrevista?

De muchas maneras. Quiero dar las gracias a las personas voluntarias, que ofrecen parte de su tiempo, y también a todas aquellas socias y donantes que aportan dinero o que ceden legados y herencias a Cáritas. Sus donativos van dirigidos a personas con nombre y apellidos, y responden a situaciones y necesidades concretas de vidas únicas.

También les pido que sigan confiando en nosotros y que, en caso de que puedan, aumenten su ayuda con tiempo o dinero. Además, pueden hacer de embajadores de Cáritas, dando a conocer nuestro trabajo a familiares y amigos. Los necesitamos para conseguir que su entorno se comprometa, sea con nosotros o con aquella entidad en la que confíen. Cada grano de arena permite que exista la playa, y cada gota conforma el océano. Necesitamos cada una de las aportaciones para seguir haciendo de Cáritas lo que somos: puerta abierta, mesa puesta, mano tendida… para el máximo número de personas que podamos.

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infocaritas@caritas.barcelona

Cáritas es una entidad sin ánimo de lucro de la Iglesia católica. Nuestra misión es acoger y acompañar a las personas en situación de pobreza y exclusión social, para que sean protagonistas de su desarrollo integral, desde el compromiso de la comunidad cristiana. Los tres objetivos de Cáritas son promover, orientar y coordinar la acción social; sensibilizar a la sociedad y denunciar situaciones de injusticia social. Queremos construir un mundo donde los bienes de la Tierra sean compartidos por toda la humanidad desde la dignidad de la persona, desde el trabajo por la justicia social y desde la solidaridad y el compartir fraterno.

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