El pasado 13 de octubre se celebró el encuentro institucional de otoño de Cáritas Diocesana de Barcelona. Oscar Mateos, doctor en Relaciones Internacionales y profesor de Blanquerna (URL), fue el encargado de presentar la ponencia “El shock pandémico”, donde se habló del impacto que ha tenido la COVID-19 en nuestras vidas
El Aula Magna del Seminario Conciliar de Barcelona fue el espacio escogido por Cáritas Barcelona para dar el pistoletazo de salida al curso 2021-2022. Con un aforo completo y más de ochenta personas siguiendo el acto de manera telemática, la entidad expuso las prioridades de los próximos meses, haciendo un diagnóstico de la situación que nos ha dejado la pandemia.
Mn. Josep Matías, delegado episcopal de Cáritas Barcelona, fue el encargado de dar la bienvenida a los asistentes. Matías destacó que la pandemia ha puesto de relieve la importancia de los espacios comunes, lugares donde compartir experiencias y no sentirnos solos. “La COVID-19 nos ha situado en un espacio de permanente provisionalidad e incertidumbre”, indicó. Asimismo, defendió que profesionales, voluntarios y personas atendidas forman parte de una misma familia Cáritas, y que las personas vulnerables deben saber que forman parte de este nosotros que les alarga la mano, y que tienen alguien con quien compartir el difícil camino que les ha tocado vivir.
Seguidamente fue el turno de Oscar Mateos, que inició su intervención agradeciendo el trabajo de trinchera de Cáritas Barcelona. “Cáritas ha estado en los momentos más convulsos de este último año y medio. Muchas personas se quedaron sin nada de un día para otro, y vosotros estuvisteis allí desde el primer momento”. Mateos explicó los puntos más importantes de su cuaderno “El Shock pandémico”, publicado a principios de año. El autor defendió que a pesar de las dificultades que ha generado la COVID-19, la pandemia puede ser una oportunidad para repensar todo lo que tenemos por delante. “La pandemia no ha tenido el mismo impacto en todo el mundo. Para los países del sur, la COVID-19 se ha diluido en una realidad imprevisible, provocada por una vulnerabilidad estructural”. El ponente se preguntó qué habría pasado si la crisis no hubiera llegado al mundo occidental, augurando que muy probablemente las soluciones no se habrían encontrado con la misma rapidez. Asimismo, el doctor en Relaciones Internacionales advirtió que antes de la llegada del virus ya vivíamos una superposición de crisis democráticas, sociales y ecológicas. “Nos encontramos en el momento de mayor progreso para la humanidad, pero también en el de mayores desigualdades”. Mateos también defendió que no hay posibilidad de un retorno a la normalidad, sino que viviremos en una realidad caracterizada por la aceleración y la imprevisibilidad. “Los problemas que afrontamos en la actualidad no entienden de pasaportes. Lo que pasa en la otra punta del mundo nos puede acabar afectado, y demuestra que todos estamos en la misma barca”.
Finalmente, el doctor en Relaciones Internacionales hizo valer la importancia de la vida, incidiendo en que la pandemia ha demostrado que esta se encuentra por encima de cualquier decisión política y estratégica. “La pandemia ha supuesto un revulsivo para todos, también por nuestros gobernantes. Se debe utilizar como un aprendizaje para mejorar todo lo que no ha funcionado”. Para concluir su intervención, afirmó que el siglo XXI no es solo el siglo de los estados, sino que también es el de los movimientos sociales, las ONG o el activismo. “En este nuevo mundo que nos ha tocado vivir, entidades como Cáritas tienen mucho que decir”.
Finalmente fue el turno de Salvador Busquets, director de Cáritas Diocesana de Barcelona. Busquets fue el encargado de explicar las prioridades de Cáritas para este nuevo curso, indicando que la cobertura de necesidades básicas como la alimentación, afrontar el problema de la vivienda en el área de Barcelona y hacer frente a la brecha digital, son algunos de los temas que habrá que abordar de manera más inmediata. “El trabajo de Cáritas es, desde una reflexión serena, el de aportar soluciones. No tenemos fuerza para imponer el modelo social que proponemos, pero tenemos la esperanza de ir conquistando metas y retos que hace muchos años que tenemos pendientes como sociedad”.
