“La verdad es lo que tenemos que ver con los ojos bien abiertos y los pies bien puestos en la tierra” (Monseñor Romero)
Desde Cáritas Diocesana de Barcelona acogemos y acompañamos personas que viven situaciones de gran vulnerabilidad. Somos testigos privilegiados de una realidad social a menudo escondida y silenciada. Además, constatamos que sólo con el acompañamiento de estas situaciones de exclusión no nos basta, porque necesitamos comprender qué dinámicas sociales hay detrás, qué sienten las personas que sufren estas situaciones, cómo lo viven, qué esperan… necesitamos conocimiento profundo de esta realidad.
El observatorio de la realidad social de Cáritas es la continuación de este compromiso junto a las personas más vulnerables y de esta voluntad de querer desvelar la realidad que viven y que vemos en nuestro día a día durante los últimos 75 años. No parte, por tanto, de una curiosidad intelectual, sino de esta necesidad de querer ponernos en la piel de las personas en situación de mayor vulnerabilidad.
A partir de la web del observatorio ofrecemos los indicadores del Informe Foessa de manera interactiva, así como otros indicadores relacionados con la precariedad laboral, la exclusión residencial y otros derechos sociales. Esta web se alimenta de las estadísticas oficiales (INE, Idescat, Eurostat), pero dando una visión complementaria a lo que se publica en sus webs: por ejemplo, además de la tasa de desempleo “oficial”, ofrecemos una tasa de paro “alternativa” que incluye las personas que ya no buscan trabajo porque piensan que no la encontrarán y aquellas personas que trabajan en la parcialidad involuntaria.
El observatorio ofrece los indicadores antes mencionados, y también nuestros análisis, como el último informe sobre la vivienda que ya presentamos o nuestro futuro informe sobre la situación de las personas en irregularidad administrativa. Como el resto de los observatorios nacidos en las cáritas, queremos aportar investigaciones consistentes con la realidad, y que al mismo tiempo partan desde la experiencia de los profesionales y de los voluntarios, las comunidades parroquiales y los proyectos sociales que se han gastado y desgastado en el compromiso con las personas más frágiles. Es, por tanto, una herramienta al servicio de toda la entidad, para ayudarnos a tener los ojos abiertos con los pies en el suelo.