Formación e inserción laboral / 26/01/2018

¿Han sabido los sindicatos españoles adaptarse a la precariedad laboral?

Publicado por: Stephen Burgen

Guy Standing, autor del libro El Precariado, una nueva clase social, analiza el movimiento sindical en el contexto actual en el que la inestabilidad, la inseguridad y la inmediatez caracterizan el mercado laboral

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Foto: Idealog.co

La precariedad es, para Guy Standing, un proceso por el que cualquier persona puede transitar, independientemente del momento vital en el que esté. En este contexto, y teniendo en cuenta la desprotección del marco laboral, se mueven y actúan los sindicatos, unas estructuras que según Standing han quedado obsoletas a causa de su rigidez.

El autor de El Precariado, una nueva clase social sostiene que el movimiento sindicalista no ha entendido ni ha sabido como apelar al precariado ya que les falta, aparte de léxico, una agenda progresista. Por ejemplo, mientras el precariado, en general, apoya el movimiento medioambiental, a los sindicatos les interesa poco. Para el antiguo proletariado, caracterizado por un trabajo pagado en la industria tradicional, el antagonista era el jefe. Para el precariado, el antagonista principal es el Estado.

Adaptarse al mercado laboral

“Lo que los sindicatos buscan para sus miembros son empleos estables y permanentes, lo cual no es necesariamente lo que el precariado quiere” dice. “Los sindicatos no defienden el valor del trabajo, defienden los preceptos de un trabajo pagado y hecho para un jefe. Pero hay trabajos que no encajan en esos parámetros –trabajos de cuidados, desarrollo de habilidades o pasiones, trabajos creativos– y el precariado tiene que hacer mucho trabajo que no es contabilizado como tal, por ejemplo, el networking y la formación. Efectivamente, los sindicatos representan a los privilegiados de dentro contra los de afuera”.

“Los sindicatos españoles solo se ocupaban del precariado como cuestión política, tratando de limitar el número de empleados temporales, oponiéndose a las agencias de empleo privadas y pretendiendo que los empleos temporales se parezcan más a los fijos en lugar de reorientar sus tácticas negociadoras o de desarrollar servicios apropiados para el precariado”, opina Standing.

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Foto: Mingo Venero

La Renta Básica: la esperanza del precariado

A pesar de todo esto, él se mantiene optimista. Standing cree que la renta básica forma parte de esta nueva estrategia. “Yo he estado trabajando en el tema de la renta básica durante 30 años, y, de golpe, en los últimos dos años, mucha gente muy respetable y de todo el espectro político ha empezado a apoyar la idea”, dice. La renta básica es una suma de dinero sin condiciones que el gobierno da a todos los ciudadanos regularmente además de cualquier ingreso recibido de otros lugares.

Insiste en que no hay indicios de que la renta básica lleve a la pereza. Al contrario, todo señala que la gente con una renta básica tiene más energía, y más confianza en sí misma, y así, logran evitar las trampas de pobreza de un sistema de seguridad social basado en el control de los recursos económicos del solicitante. La gente con una renta básica trabaja más, no menos.

Y termina así: “El sistema de distribución de los sueldos del siglo XX se ha desmoronado. Ya no podemos esperar incrementos importantes de sueldos por ahora y si queremos que suba el nivel de la vida de los precarios, hace falta buscar otros mecanismos. Avanzar hacia una renta básica sería una manera eficaz de conseguirlo.”

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Ha trabajado 16 años como periodista en Barcelona, primero de corresponsal en España de 'The Times' y ahora como colaborador de 'The Guardian'. También trabaja de voluntario para Cáritas y Esperança, un grupo que suministra comida a las personas sin techo.

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