Formación e inserción laboral / 19/02/2018

Hacia un sistema económico más humano y sostenible

Publicado por: Dessirée Garcia

La salida de la crisis económica que se inició en 2008 deja a su paso un mercado de trabajo con viejos tics y nuevas discriminaciones, al tiempo que la crisis social persiste para un gran número de personas que se encuentran en situaciones vulnerables y de exclusión social

 

La Encuesta de Población Activa (EPA) de 2017 cierra con el dato positivo de la creación de medio millón de puestos de trabajo frente al preocupante dato de 1,21 millones de familias en España con todos sus miembros en paro, y que de estas, 585.000 no reciben ningún ingreso.

Finalmente, la temporalidad y la parcialidad no deseada redondean unas condiciones en el mercado laboral que hacen que las personas sean absorbidas y expulsadas del mercado de trabajo con la misma rapidez que un ventilador mueve el aire. Estas dinámicas hacen inviable que las personas puedan proyectar a medio o largo plazo su vida, planificar y organizar se reduce casi al día a día.

Objetivo: Trabajo digno

Desde Cáritas consideramos que hay que luchar y reivindicar un trabajo decente, que no es más que un trabajo que permita cubrir las necesidades básicas con un salario digno, coberturas públicas en épocas de desempleo y el derecho de asociación, entre otros. Las situaciones de desempleo estructural elevado, los trabajos precarios actuales y de personas sin protección social que se están dando en la actualidad son situaciones injustas que hay que cambiar.

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Para cambiar esta realidad, proponemos una relación triangular con visión social donde la empresa y la persona refuerzan su confianza mutua gracias a las entidades del tercer sector. El papel de las entidades resulta capital acompañando a las personas para que puedan sostener un trabajo y mejorar sus condiciones. Que la propia persona tome conciencia de que no va a pedir trabajo si no a ofrecer servicios requiere que las personas cambien la mirada sobre sí mismas y tiene unos resultados enormemente positivos para la persona pero también para la empresa que contrata.

Por otra parte, las entidades aumentan la confianza de las empresas sobre las profesionales que son contratadas, al tiempo que se crea complicidad y mayor comprensión para corregir situaciones que pondrían en peligro la continuidad de la persona en el lugar de trabajo. Las empresas se hacen más humanas, y sin perder los objetivos de productividad, entienden que a las personas les pasan cosas en determinados momentos y que se pueden afrontar estas situaciones con criterios sociales. Un sistema económico diferente, más humano y sostenible.

 

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Responsable del programa de formación e inserción laboral de Cáritas Diocesana de Barcelona.

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