Hoy, la incertidumbre es la característica que marca todos nuestros análisis. Avanzamos a tientas y las seguridades solo están a l‘alcance de algunos insensatos.
Lo que pasará en la ocupación no escapa a esta incertidumbre; aun así, algo empezamos a saber. Sabemos, por ejemplo, que la caída del PIB español al primer trimestre ha estado de más del 5%, nos tendríamos que remontar a muchos decenios para encontrar bajadas de esta dimensión. Ya sabemos también que la recuperación no será en V, aunque no sabemos como de llanura será la segunda parte de esta letra. Empezamos a identificar los sectores más “tocados” por la crisis: el comercio, el turismo, la restauración y la construcción, sectores todos ellos muy presentes a nuestra economía y que generan mucha ocupación para las personas que habitualmente atendemos.
También empezamos a tener datos de los colectivos más afectados: Jóvenes, mujeres, inmigrantes y personas con poca calificación. Sabemos que la tasa de paro española se situará en muy poco tiempo por encima del 20% y que estaremos entre los países con más aumento de paro: Italia, EE. UU., Francia y UK, lejos de los que parece que tendrán más suerte: Alemania, Corea del Sur o Suiza. Por último, hemos visto que la muralla digital que ya actuaba como freno en la inserción de las personas que acompañamos aumenta su altura. En una realidad con movilidad y presencialidad limitada, el vehículo digital es esencial para buscar y para tener trabajo.
A partir de aquí, todo son dudas y hacer propuestas sensatas supone asumir muchos riesgos. Solo me atrevo a sugerir tres que me parecen imprescindibles y sobre las cuales hay un cierto consenso. En primer lugar, se tiene que utilizar como no se ha visto nunca el gasto público para mantener los ingresos especialmente de aquellas familias más desfavorecidas, pero también para generar actividad económica y ocupación.
En segundo lugar, tenemos que apostar decidida y radicalmente por los sectores ligados a la sostenibilidad social y medioambiental del sistema, entre los cuales hay que destacar los relacionales con el ámbito sociosanitario, la transición energética y la rehabilitación de edificios.
Y por último, hay que poner en marcha dispositivos amplios y eficientes de acompañamiento laboral y de reducción de la brecha digital destinados especialmente a los colectivos más vulnerables para facilitar su incorporación laboral lo más rápido posible.
Tenemos una gran ventaja: lo que está sucediendo es de tal dimensión que haremos cosas que son imposibles de hacer.
