Con motivo del 7 de octubre, día Mundial por el Trabajo Decente, un centenar de personas se han concentrado en la plaza de la Catedral de Barcelona para reivindicar el trabajo como derecho y actividad para el cuidado de las personas, del bien común y del planeta.
Convocados por la plataforma Iglesia por el Trabajo Decente, los concentrados han venido desde diferentes puntos de Barcelona con un dorsal en su espalda, simbolizando una marcha en favor del trabajo decente. “Queremos mostrar que estamos en movimiento y activos en favor de un trabajo decente para todos, y que no vale cualquier condición. Somos muchas y distintas las personas y colectivos que compartimos este objetivo, y que queremos que este trabajo no sea explotador de los recursos, sino sostenible y respetuoso con la naturaleza y las personas”.
Durante la lectura del manifiesto, la plataforma ha denunciado que la precariedad laboral es uno de los principales motores de la exclusión, y que la crisis provocada por la COVID-19, sumada a la inflación, ha dejado a 396.000 hogares catalanes en inestabilidad laboral grave, así como situaciones de desempleo, con 248.000 hogares con todos los miembros activos en paro. “Mientras se sigan expulsando a las personas del mercado laboral, con excesiva temporalidad, parcialidad involuntaria e inestabilidad, no será posible revertir los niveles de exclusión actuales”, han afirmado desde la plataforma.
Los datos del último informe FOESSA 2021, elaborado con el apoyo de Cáritas Catalunya, sitúan al paro como uno de los factores que más impactan en la exclusión social: En 2021, en Catalunya, el 31,9% de los hogares en situación de exclusión social tenían a todas las personas activas en paro, frente al 8,2% del total de hogares catalanes. El hecho de que un hogar tenga la persona sustentadora principal en situación de paro de larga duración (es decir, que haga al menos 12 meses que busque trabajo) es sinónimo de dificultades graves, ya que entre estos hogares hay niveles elevados de exclusión social (95,8%). Por el contrario, en los hogares sustentados por personas que trabajan, las tasas de exclusión son menores (20,9%). La plataforma también ha querido poner de manifiesto que el paro no afecta por igual a los diferentes grupos socioeconómicos o sociodemográficos, sino que, según el INE, es particularmente elevado entre la población menor de 25 años (33,5%) y la población de nacionalidad extranjera (22,6%).
“Las condiciones de trabajo siguen siendo precarias para miles de personas trabajadoras, fundamentalmente para las mujeres, las personas migrantes y los jóvenes. La parcialidad, el pluriempleo y la temporalidad del mercado laboral obliga a muchas personas a compaginar más de dos trabajos. Estas personas nos explican que ni con todo el esfuerzo es suficiente para ahorrar o llegar a fin de mes. Es muy frustrante”, ha advertido Dessirée Garcia, responsable del programa de Formación e Inserción Laboral de Cáritas Diocesana de Barcelona.
La plataforma Iglesia por el Trabajo Decente pide estudiar la reducción de la jornada laboral (sin que esto suponga una bajada salarial) y hacer aflorar el trabajo que se desarrolla en el ámbito de los cuidados. Asimismo, la plataforma se suma a la ILP promovida por la plataforma #RegularizaciónYA, que trabaja para conseguir el acceso a un trabajo decente de medio millón de personas migrantes del conjunto de España en situación administrativa irregular. “Si en el contexto inflacionista actual no se toman medidas urgentes, los salarios de las personas trabajadoras no aguantarán mucho tiempo”, han concluido.