Nos gusta mucho generalizar y en estos tiempos raros y convulsos de pandemia, lo hemos hecho mucho hablando de los jóvenes. Los hemos puesto a todos en el mismo saco, culpabilizándolos de la transmisión de la enfermedad por sus ansias de socializar.
La muestra que no se puede generalizar la tenemos en Cáritas. Este año, más que nunca, hemos podido sentir la solidaridad de los más jóvenes. Durante el confinamiento, se ofrecieron para ayudar en aquello que hiciera falta, sin preocuparles tener que moverse arriba y abajo, cargando cajas y paquetes, llevando lo esencial a numerosas familias sin recursos y a las personas mayores a las cuales se tenía que proteger por su gran vulnerabilidad.
Y ahora, una vez la situación de la covid-19 les ha permitido volver a la escuela y al instituto, se han abocado en cuerpo y alma a participar en las campañas de colaboración que los hemos propuesto desde escuelas con corazón, el proyecto de sensibilización en el ámbito educativo de Cáritas Barcelona.
La voluntad de las escuelas y los jóvenes de acercar el espíritu de Navidad a todas las personas que este año han sufrido más intensamente la crisis sociosanitaria ha sido impresionante y ha desbordado nuestras expectativas. Unas campañas que nacieron para acompañar a las personas mayores, para mitigar su soledad, han podido llegar a todos nuestros proyectos, no solo los de gente mayor. ¿No es esperanzador?
Los números son elocuentes: unas 40 escuelas de la diócesis han preparado cerca de 5.300 paquetes o bolsas de regalo, que se han distribuido a 77 proyectos diferentes, tanto propios como parroquias y entidades de la red de Cáritas. Esta ingente tarea de mensajería no se hubiera podido llevar a cabo sin nuestros particulares ángeles, un equipo de 28 voluntarios y voluntarias que han hecho 69 viajes con sus coches cargados hasta el límite de su capacidad.
732 de estos regalos, envueltos uno por uno y dirigidos nominalmente, son para las personas mayores atendidas por el programa de gente mayor de Cáritas, que los recibirán el mismo día de Navidad de una muchedumbre de amigos invisibles.
La semilla que hemos ido sembrando en las escuelas, multiplica los frutos cuando más necesidad hay. Por eso, esta Navidad será algo más alegre y muchas personas se sentirán algo menos solas, porque se saben acompañadas, a pesar de la distancia.
Esta es la Navidad que queremos vivir: un momento de unión, de proximidad, de afecto y de solidaridad. Y este es la Navidad que nos regalan estos jóvenes que tanto hemos maldecido. Para vosotros todo nuestro agradecimiento. Bienvenido el espíritu joven de Navidad!!!