El ropero de Can Nadó es un proyecto que nace en la parroquia de Cristo Redentor, en Horta Guinardó, para compartir ropa de bebés entre madres de un grupo de crianza
Monts es una de las tres madres que en 2011 decidieron comenzar esta iniciativa que se puso en marcha en 2012. Hoy es una realidad: madres y padres del barrio vienen dos veces al mes a intercambiar ropa para sus hijos e hijas.
Son las 17’30h en el armario de Can Nadó. Monts y las demás voluntarias acaban de dejarlo todo listo para cuando se abra la puerta a las 18h. Las más de 10 burras llenas de ropa están colocadas alrededor de la sala que desde el comienzo se utiliza para esta iniciativa. Sus hijas merodean por las burras buscando las piezas de ropa que quieren intercambiar o comprar. “Ayer estuvimos ordenando el armario y ya tuvieron claro lo que querían”, dice Anna, una de las 8 voluntarias habituales en el armario.
Llegan las 18h, la puerta se abre y madres, padres y niños entran a echar un vistazo. Todo el mundo es bienvenido. Se saludan y hablan entre ellos. Ya se conocen casi todos, la mayoría son gente del barrio que llevan viniendo a Can Nadó mucho tiempo. “Hay madres que tienen un historial largo”, explica Monts. La primera vez que vienen al ropero, se les abre una ficha donde ponen su nombre, datos de contacto y el número y edad de los hijos.
El funcionamiento
Entre 25 y 30 personas pasan por el ropero, intercambiando y/o comprando prendas. Normalmente se llevan cinco prendas (en buen estado) y las cambian por otras cinco que están en el ropero.
Las madres pueden acceder de manera gratuita a un paquete básico de ropa, sobre todo de bebé, con todo lo necesario para este periodo, que, una vez haya finalizado deben devolver. Aparte de ropa para niños y niñas de entre 0 y 12 años, desde el ropero de Can Nadó también se ofrece acceso gratuito a la ropa de embarazada, así como otros objetos para bebés: cochecitos, sacaleches y sillitas.
Para garantizar el orden hay una serie de normas a seguir, como el estado de la ropa que se da, que debe estar limpia y en buen estado. “Para el armario sólo aprovechamos un 40% de lo que nos llega en bolsas. Debemos acabar con la idea de que en la parroquia sólo llevamos ropa que no queremos. No. En la parroquia tenemos que llevar la mejor ropa que tengamos”, comenta Monts. En estos momentos en el ropero hay más de 150 usuarios, pero Anna dice que no tienen intención de crecer geográficamente. “Eso sí, estaremos encantados de cualquiera que quiera imitar nuestra iniciativa”, explica.
Actividades complementarias
Además, el ropero está integrado con más actividades comunitarias, sobretodo, para niños pequeños en el centro cívico Guinardó, como ciencia en familia o el grupo de pre-lectura que se hace junto con la biblioteca de Horta-Guinardó para fomentar la lectura en familia. Este último año ha comenzado también una nueva actividad de intercambio de ropa de adultos durante los cambios de temporada.
Del ropero no se tira nada. La ropa que no está en buen estado la envían a la Fundació Formació i Treball para que la reciclen y pueda ser reutilizada.
Las voluntarias tienen un papel muy importante en el ropero. Muchas veces juegan con los niños mientras las madres miran ropa y a la vez hacen de personal shoppers, aconsejando a las madres sobre la ropa que se quieren llevar o comprar.
A las 20h, el ropero cierra sus puertas. No abrirá hasta dentro de 15 días (cada dos martes). Sin embargo, las madres que participan se van con una sonrisa porque el armario siempre está a la altura de sus expectativas.
Si quieres contactar con el Armario de Can Nadó, puedes hacerlo escribiendo a cannado03@gmail.com , siguiéndolos en Facebook o entrando en la web https://cannado.wordpress.com/
