Institucional / 10/12/2021

Acompañar en derechos, motor de cambio social

Publicado por: Marta Plujà

Naciones Unidas nos anima este año el 10D ‒Día Internacional de los Derechos Humanos–, a poner el foco en el artículo 1 de la Declaración: “Todas las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos”.

Para Cáritas, la dignidad de las personas es motor diario de nuestro acompañamiento y de nuestro trabajo para cambiar los miles de realidades personales y familiares de indignidad e injusticia que, de manera estructural, se perpetúan aquí y en todo el mundo.

Los Derechos Humanos están presentes en Cáritas de diferentes maneras, en nuestros cimientos y en nuestras acciones, aunque muchas veces no hayamos sido conscientes de ello.

Durante este tiempo de pandemia hemos podido ver en los recursos y programas de Cáritas como muchas situaciones de exclusión y vulnerabilidad no han encajado en las ayudas y prestaciones sociales por carencia de los requisitos documentales necesarios. A esto hay que añadir la necesidad de utilizar herramientas informáticas y digitales, que ha dejado fuera a las personas más vulnerables, especialmente los niños y adolescentes y las personas mayores. Esto ha dado lugar a la terrible “brecha digital” que está haciendo tremendamente difícil el acceso a estos derechos.

Hemos podido comprobar como unas personas son más iguales que otras. Diariamente se vulneran los derechos de miles de personas: a la movilidad humana, al acceso al agua, la alimentación o la vivienda, a la protección social o al trabajo decente y, ahora, también, a recibir un tratamiento digno y adecuado ante la pandemia de la COVID-19.

Desde Cáritas creemos que las claves para construir los cimientos de una sociedad renovada tienen que tener como ejes los principios de libertad, igualdad, dignidad, justicia y bien común. Y tal como nos pide el Papa Francisco, hacerlo desde la universalidad.

Así es como tenemos que releer en Cáritas lo que dice nuestro Modelo de Acción Social sobre “la importancia de los procesos”: la persona, como ser en proceso; el acompañamiento, como proceso de desarrollo personal; y la intervención caritativa y social, como tiempo de humanización en el cual lo importante es también el proceso.

Y tenemos que hacerlo partiendo de la base que lo importante no es Cáritas, sino las personas. Por lo tanto, tenemos que dar prioridad a la participación activa y, en la medida de lo posible, de las personas que acompañamos. No podemos olvidar que, para conseguir nuestro objetivo, la inclusión, es indispensable mejorar la situación de las personas en situación de exclusión y hacer oír su voz.

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Periodista. Técnica del departamento de sensibilización.

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