David Fuentes es ingeniero de profesión, y siempre ha tenido una inquietud por la acción social. Fue en la universidad donde descubrió la labor de Cáritas y, movido por el impacto de sus proyectos, decidió sumarse como voluntario de Llankay
David acompaña a Rachid, un joven con quien realiza una sesión semanal de mentoría desde finales de octubre de 2024. Juntos abordan diferentes aspectos para su inserción sociolaboral. Uno de los pilares de este acompañamiento es la mejora de las habilidades comunicativas, fundamentales para desenvolverse en el entorno laboral. También visitan bibliotecas o exploran herramientas digitales que permiten a Rachid ganar autonomía y soltura en su día a día.
El proyecto Llankay es una iniciativa del programa de formación e inserción laboral de Cáritas, y está centrado en reducir desigualdades y descubrir el potencial de los jóvenes. “Es un proyecto que busca minimizar las barreras sociales y dar herramientas para que cada joven pueda sacar lo mejor de sí. Son personas con mucha energía, con ganas, y lo que necesitan es identificar sus capacidades, focalizarlas y hacerlas florecer”, destaca David.
“La idea de la mentoría es que las personas voluntarias se conviertan en un referente para los jóvenes, que se sientan sustentados y sostenidos emocionalmente durante una etapa que puede resultar especialmente convulsa si no se tienen los recursos necesarios”, indica Manel Calvo, referente laboral Llankay. Las personas voluntarias reciben formación en mentoría antes de iniciar la participación en el programa, con herramientas e información sobre recursos externos que puedan serles de utilidad. “La mentoría es una herramienta de intervención que permite a los participantes experimentar un empoderamiento, una mejora de su autonomía, de las habilidades personales y de las competencias. Todo esto facilita el crecimiento personal y, en clave laboral, mejora la empleabilidad”, asegura Calvo.
Pero la mentoría no se limita solo al aspecto técnico. En este espacio de confianza también surgen conversaciones sobre inquietudes sociales y culturales, que permiten a Rachid expresarse y sentirse escuchado.
“Este voluntariado es muy transversal”, explica David. “Implica un acompañamiento cercano y humano. Para llegar a este punto de confianza hay que crear un vínculo, algo que no es fácil, pero una vez se consigue, es profundamente enriquecedor. Te sientes orgulloso, y reafirmas que haber tomado la decisión de involucrarte fue la correcta”.
Sobre Cáritas, David tiene una opinión clara: “En una sociedad tan individualista como la nuestra, la tarea de Cáritas es fundamental. Cáritas es este contrapeso necesario ante un mundo poco solidario, y ojalá existieran más organizaciones como esta”, concluye.
