La cuarta charla del Ciclo de reflexiones en torno a la experiencia del voluntariado que realiza Cáritas, fue impartida por Rodrigo Prieto, fundador y director de Contenidos del Instituto Diversitas, profesor de la Facultad de Educación Social y Trabajo Social Pere Tarrés, periodista y doctor en Psicología Social, bajo el título: “Prejuicios, rumores y convivencia: qué podemos hacer?”. El objetivo de la charla fue afrontar la tarea de voluntariado con una mirada más abierta frente la diversidad cultural y la erradicación de la discriminación, no tan sólo por aspectos de procedencia sino también por el origen social, religioso… En la charla se intentó establecer, conceptualmente, que entendemos por prejuicios, rumores y estereotipos y después “intentar hacer una cosa muy curiosa que es vacunarse contra los rumores” bromeó Prieto. Una vacuna conformada por cuatro elementos: la duda, la no generalización, la busca de datos e ir más allá.
Para empezar la charla, y trabajar sobre la realidad, Prieto pidió a los asistentes que pensaran con algún grupo de personas con el cual tuvieran alguna barrera de relación o de rechazo para más tarde, dar elementos para combatir este muro.
Prieto quiso establecer los círculos o elementos que conforman la alterofobia, el rechazo frente al otro identificado como diferente, como desconocido. El hecho de marcar una diferencia entre el “yo” y “el otro”. A partir de las aportaciones de diferentes teorías, se ha podido elaborar un círculo conformado por tres elementos con un hilo conductor entre ellos: los estereotipos, los prejuicios y la discriminación materializada con los rumores. Los estereotipos, concebidos como el gran conjunto de ideas que tenemos a la cabeza sobre “el otro”. Los prejuicios serían toda la parte más emocional que nos provoca el malestar, surgido a partir de los estereotipos. Y todo esto, traducido en una actitud o una conducta cómo es la discriminación, materializada en comentarios, miradas, rumores…y en un grado mucho más elevado: la violencia física o verbal. Para Prieto, “esta relación tan directa entre estos tres elementos, provoca que si queremos combatir los rumores y vacunarnos contra ellos, tenemos que trabajar sobre los prejuicios y especialmente, sobre los estereotipos, puesto que son el punto de partida”.
“Tenemos que ser conscientes que por desgracia, no podemos vivir sin la existencia de estereotipos, no existiría un mundo sin ellos. Cuando hablamos de estereotipos, nos referimos a una creencia sin base adecuada, parcialmente inexacta (hay una parte de razón muy pequeña de los estereotipos), mantenida con considerable seguridad por mucha gente. Un estereotipo es un ladrillo que va construyendo un muro que nos separa del resto” aclaró Rodrigo Prieto.
Hay tres enfoques para explicar de dónde vienen estos estereotipos: el sociocultural, la personalidad y el nivel cognitivo. El sociocultural se produce cuando hay un conflicto real entre dos grupos, cuando existe una identidad social o cuando hay una híper identificación con algún elemento que nos sentimos propio. Respecto a la personalidad existen dos teorías: la personalidad autoritaria, aquella que tiene un dualismo de pensamiento y sólo ve blanco o negro; o la teoría de la cabeza de turco, cuando señalamos a una persona porque lo necesitamos, buscamos una excusa para cargar en una persona todos los males. Finalmente desde el otro enfoque, el cognitivo, que se produce cuando existen diferentes correlaciones ilusorias, es decir, cosas que no tienen ninguna relación entre ellas pero se los atribuimos un significado.
“Todo esto tiene sentido puesto que los estereotipos tienen cinco funciones. El ahorro cognitivo y la simplificación de la realidad. Es mucho más fácil generalizar que tener que matizar las palabras o los actos que realizamos. Necesitamos hacer las cosas mucho más sencillas, más amplías. También hay una tercera funcionalidad que se aprende a partir de la experiencia, cuando catalogamos a una persona para tenerla clasificada y establecemos una previsión para evitarnos problemas. Finalmente, dos funcionalidades más, la justificación de la discriminación mediante los estereotipos y para mantener el orden social, es decir, poner a cada cual a su lugar, establecer unas escaleras” explicó Prieto.
Respecto a los rumores, destacó que “son una proposición ambigua sobre un tema que interesa a un determinado grupo de personas y que se transmite de manera informal, de boca-oreja”. La creación de los rumores se basa en la nivelación, la acentuación, la asimilación (percepción, retención y finalmente, la narración del rumor). Cuando pronunciamos un rumor, todo esto es simultáneo. El origen de estos rumores se puede deber a un origen cultural parecido o diferente, social o personal. También tenemos que tener en cuenta las funciones de estos rumores, psicológica y sociológica, para que nos afecten en la menor medida posible.
Finalmente Rodrigo Prieto proporcionó a los voluntarios “una caja de herramientas para afrontar su tarea con una mirada mucho más abierta, donde la realidad no sea blanco o negro”. Prieto hizo una pequeña metáfora para entender el sentido de esta vacuna antirumores: “Los rumores son como un virus que se transmiten muy rápido, se multiplican exponencialmente y no hay manera de matarlos porque siempre van mutando”.
Rodrigo quiso poner como herramienta los tres filtros de Sócrates: la veracidad, la bondad y la utilidad. Cuando vamos a explicar o nos expliquen un rumor lo tenemos que pasar por estos tres filtros. Tenemos que ver si este rumor es cierto, después tenemos que mirar si es una cosa buena y que no hará daño y finalmente, si tiene alguna utilidad para la misma persona y por la otra. Si no pasa algún de estos tres filtros, el rumor no tiene sentido y por lo tanto lo tendremos que evitar.
La otra herramienta, es la vacuna antirumores formada por la duda, la no generalización, la busca de datos e ir más allá. Ante el rumor tenemos que dudar, hacernos todas las preguntas posibles para saber la procedencia, la veracidad y la base de estos rumores. Tenemos que huir de la generalización. Por ejemplo, que una persona de procedencia china sea de una determinada manera, no implica que todos los chinos sean igual. Tenemos que conocer y tener una concepción bastante significativa de un grupo para “dictar sentencia”. Después tenemos que saber “desconfiar” de las estadísticas, tenemos que buscar fuentes fiables y datos. No creer todo el que nos dicen. Y, finalmente, tenemos que intentar ir más allá, es decir, reflexionar sobre la procedencia y la fundamentación del rumor o del estereotipo.
Estas reflexiones fueron de gran utilidad para las más de 100 personas voluntarias que podrán poner en práctica estas recomendaciones y conocimientos.