Con motivo de la presentación de la segunda edición del libro “Sensellarisme. De l’assistencialisme al reconeixement de drets”, las entidades impulsoras de la ley para erradicar el sinhogarismo organizaron un coloquio en el col·legi d’Arquitectes de Catalunya
La mesa redonda “Diàleg sobre sensellarisme i dret a l’habitatge”, fue moderada por Susanna Quadrado, jefe de redacción de sociedad de La Vanguardia. El coloquio, que se celebró el pasado tres de junio, contó con la participación de Gemma Calvet, abogada y experta en DDHH transparencia y buen gobierno, Juli Ponce, catedrático de derecho administrativo de la UB y codirector de la Cátedra Barcelona de Estudios de Vivienda, Lídia Pitarch, doctora en Seguridad Humana y Derecho Global (UAB) y Antoni Milian, catedrático honorario de derecho administrativo de la UAB y promotor de la proposición de ley de medidas transitorias y urgentes para hacer frente al sinhogarismo y erradicarlo.
Los ponentes coincidieron en que las personas que viven en la calle siempre han quedado al margen de la articulación de las políticas sociales, y que llevamos muchos años en una parálisis legislativa que dé soluciones al sinhogarismo. “Es un colectivo que ha quedado en un vacío jurídico, y que con esta ley queremos darles amparo”, indicó Gemma Calvet.
Juli Ponce añadió que es necesario tratar la vivienda como un servicio público de interés general. “Si consideramos la sanidad o la educación como un servicio universal, también es necesario que la vivienda tenga esta consideración. ¿Por qué los ayuntamientos deben garantizar la existencia de una biblioteca o un polideportivo, pero, en cambio, no tienen la obligación de garantizar una vivienda digna?”, se preguntó. El catedrático detalló que la ley es un instrumento técnico, pero también un mensaje político hacia la sociedad. “Estaremos atentos a la implementación de la ley para hacer una evaluación posterior”.
Lídia Pitarch, destacó que la ley fomenta la igualdad de acceso a políticas sociales por parte de las personas sin hogar, recordando que vivimos en una sociedad que tiene mucho estigma hacia las personas que viven en la calle. “Pensamos que a nosotros no nos pasará, pero he conocido a muchas mujeres que a pesar de contar inicialmente con una red de apoyo han acabado en situación de calle”.
Eva Serrats explicó que el sinhogarismo es una derivada de la emergencia habitacional, y que esta no afecta solo a las personas más vulnerables, sino también a los hijos de la clase media.
Antoni Milian quiso advertir que la situación de las personas sin hogar es crónica porque no cuentan en la sociedad, y que la ley no tiene vuelta atrás, confiando en que se aprobará en breve. “La ley es una armadura sólida y robusta que da respuesta al sinhogarismo. Muchas de las medidas no podrían desplegarse si no hay una ley como la que hemos promovido”. En este aspecto, detalló que la ley establece el derecho a acceder a un espacio residencial digno, tratándolo como un derecho subjetivo presente en la cartera de servicios sociales. “Se puede salir del sinhogarismo. Facilitando un techo, una vivienda, cuidando de la persona y haciendo un seguimiento. Esto requiere tiempo, pero es posible”, remarcó Milian.
Los ponentes constataron que se ha normalizado el hecho de ver a personas que viven en la calle, que vivimos en un sistema donde se desprecia al débil, y que los motivos que han llevado a las personas a vivir a la calle se consideran situaciones de fracaso.
Para finalizar el acto, y en nombre de las entidades, Salvador Maneu, director de San Juan de Dios Servicios Sociales recordó que el sinhogarismo no es solo un problema de la vivienda, pero que sin vivienda no se puede resolver el sinhogarismo. “La ley plantea un nuevo paradigma, una nueva cultura basada en derechos, al conseguir la plena dignidad de la persona”, concluyó.
El libro “Sinhogarismo. Del asistencialismo al reconocimiento de derechos” ha sido editado por Icaria Editorial, una editorial comprometida que también participó del acto. Su editora Desirée Herrera, destacó que la vivienda es donde construimos seguridad, identidad y futuro, y que con libros como estos quieren remover conciencias, pero también ofrecer herramientas que sean útiles para el conjunto de la sociedad.