Para muchos de nosotros estas demandas pueden parecernos obvias, pero desde Cáritas Diocesana de Barcelona queremos hacer una reflexión amplia en torno a estas necesidades que a muchas personas les son negadas. Para ello, cabe preguntarse: ¿Qué significa mi casa? ¿Qué me aporta tener un hogar? ¿Qué vínculos puedo forjar en este espacio?
Muchos de nosotros ya tendremos una respuesta a estas preguntas. Desafortunadamente, las personas a las que acompañamos diariamente desde Cáritas no pueden responderlas, ya que la vulneración de sus derechos en relación a la vivienda se lo impide. Por este motivo hacemos el ejercicio de preguntarnos: ¿tenemos todos los mismos derechos? Según la legislación actual estos derechos son reconocidos en la Declaración de Derechos Humanos y en la Constitución Española, pero sabemos que todos ellos se incumplen cada día cuando, como sociedad, aceptamos que más de 1.000 personas dormirán esta noche en las calles y plazas de Barcelona.
Con motivo del Día de las Personas Sin Hogar queremos afirmar que un hogar supone la suma del espacio físico y las posibilidades de vivir de forma integral (relaciones, sentido vital, ejercicio y acceso a derechos). Afirmamos que un hogar nos habla de identidad, de crecimiento, de espacios para compartir, de derechos, de conversaciones sin límites ni horarios, de recuperar el calor de la compañía, la solidaridad, el grupo, la calle, los vecinos. En definitiva, de la comunidad.
Por todo ello, reclamamos cambios que conduzcan a una mejora de las situaciones de las personas en situación de sin hogar. Estos cambios deben empezar desde la prevención por medio de planes de empleo, una renta garantizada, planes de vivienda pública, ayudas al acceso a la vivienda, mediación en la vivienda o la regulación del precio del alquiler para que nadie más se vea abocado a vivir en la calle.
Por otra parte, hemos de contribuir a la mejora de la situación de las personas sin hogar, garantizando unos equipamientos necesarios, adecuados y adaptados a las necesidades de las personas para que puedan iniciar una nueva vida y logren salir de su difícil situación. Finalmente, hay que promover la participación de la misma persona afectada, para que sea protagonista de su propio cambio.
Hoy, Cáritas Diocesana de Barcelona no sólo reclama, sino que quiere comprometernos en la mejora de la sociedad. Trabajamos y trabajaremos para que el lema “nadie sin hogar” sea una realidad. ¿Nos acompañas?