Mujeres, ¿sinónimo de pobreza? | Blog de Cáritas Barcelona
Opinión / 18/03/2019

¿Por qué a las mujeres les afecta más la pobreza?

Publicado por: Hilde Daems

De todos los factores que pueden incidir en el hecho de que una persona sea pobre, ninguno es tan determinante como el género

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Foto: Mingo Venero

Si se hubiera acabado con la desigualdad entre hombres y mujeres, no tendríamos que hablar sobre la mayor incidencia de la pobreza en las mujeres. No solo hay más mujeres pobres, sino que, además, la pobreza tiene un impacto más grande en las mujeres que en los hombres. Este impacto se constata en todo el planeta.
La desigualdad no ha desaparecido, aunque hay voces que quieren desmentirlo. A las puertas de Cáritas acuden, mayoritariamente, mujeres en situación de pobreza y exclusión social.

Según el último informe de la ONU Mujeres (2018), hubo avances a nivel global en educación y mortalidad maternal, pero en materia laboral se ha quedado estancada. Las mujeres sufren más que los hombres la inseguridad alimentaria incluso en los países industrializados. También ganan menos que los hombres y, además, dedican más tiempo a los cuidados domésticos, son más vulnerables a la pobreza extrema y tienen menos posibilidades de acceder al mercado laboral. Hogares liderados por mujeres tienen una mayor probabilidad de caer en la pobreza, considerando que hay un 18% más de mujeres pobres que están a cargo de un hogar, que de hombres.

5 factores que demuestran la pobreza femenina

De todos los factores que pueden incidir en el hecho de que una persona sea pobre, ninguno es tan determinante como el género. Son múltiples los factores que influyen para crear esta realidad:

  1. En el mundo laboral, las mujeres tienen menos ingresos por acceder a los puestos de trabajo, peor valorado y remunerado, pero también por la brecha salarial y el techo de cristal. El Foro Económico Mundial avisa que, si continuamos con los avances en quitar esta brecha al ritmo actual, tardaríamos hasta el año 2186 para lograrlo.
  2. Los estereotipos y un sistema educativo que todavía no ha evitado las diferencias según género, suponen un freno para estudiar determinadas carreras o acceder a ciertos puestos mejor valorados y remunerados.
  3. Las mujeres siguen ocupándose de los cuidados, generando dobles turnos de trabajo, itinerarios profesionales interrumpidos y reducidos con las consecuencias en las prestaciones sociales cuando se encuentran en desempleo y durante su jubilación.
  4. Señalamos también las violencias machistas que sufren las mujeres, solo por el hecho de serlo. Estas violencias son diversas, de diferentes intensidades, pero muy presentes en nuestra sociedad. Las consecuencias para las mujeres pueden estar tanto a nivel psicológico, físico o social. Influyen en la situación de pobreza, porque ubican a las mujeres en situación de más vulnerabilidad y exclusión.
  5. Continúa siendo insuficiente la cantidad de mujeres en cargos relevantes, en espacios de decisión, que diseñen, aprueben, implementen políticas orientadas desde la perspectiva de género.

¿Cómo acabar con la pobreza femenina?

Sin un análisis serio sobre las causas de la pobreza femenina, es imposible erradicarla. En los estudios falta, en muchas ocasiones, una perspectiva de género donde se investigue cómo la pobreza incide de manera distinta en los hombres y en las mujeres, y que mida el impacto que tienen, tanto la pobreza como las políticas y programas, para erradicarla.

Como Cáritas apostamos y trabajamos para establecer un nuevo marco de relaciones entre hombres y mujeres, basado en una educación en la que se dé el protagonismo necesario a los valores de igualdad, solidaridad y a los derechos humanos. Apostamos por un nuevo sistema económico justo y sostenible a través de la Economía Solidaria, que evite la desigualdad entre hombres y mujeres, poniendo en el centro de las políticas los derechos de las mujeres y su empoderamiento, no únicamente por ser un imperativo moral y de cumplimiento de los derechos humanos, sino por ser una condición indispensable para el desarrollo sostenible de los pueblos.

Si no avanzamos en quitar esta desigualdad entre hombres y mujeres, vamos a perpetuar tanto que las mujeres continúen siendo más pobres como el que, además, la pobreza incida más en ellas y sus hijos e hijas.

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Responsable del programa de mujer, prostitución y trata de Cáritas Española

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