Que las personas mayores son personas adultas, con derechos y autonomía para tomar decisiones, es algo que nadie negaría. Sin embargo, y en pleno año 2021, en Cáritas debemos seguir luchando para eliminar ciertos estereotipos, y no asociar vejez con enfermedad, ya que no siempre el envejecimiento es igual a dependencia o patologías. Envejecer es un proceso vital, humano, natural y deseable.
Desde que nacemos, vamos acumulando experiencias que guardamos en nuestra mochila de vida. Cada persona guarda sus propias experiencias, diferentes de las de nuestros hermanos, hermanas, amistades, compañeros de trabajo o vecinos. Cada experiencia de vida se forma en entornos sociales diferentes, y por lo tanto el contenido de las mochilas también es diferente. Incluso las personas con un recorrido similar presentan diferencias en su carácter o en la manera de enfocar la vida.
Con motivo del 1 de octubre, recordamos que envejecer no es una enfermedad: envejecer es el camino que seguimos haciendo con nuestras características y experiencias, con nuestra manera de estar en el mundo, con más o menos salud y con más o menos visitas al médico. Es nuestro proceso vital.
Animamos a toda la sociedad a mirar cada persona mayor en su singularidad, con sus capacidades y potencialidades y también con sus vulnerabilidades. La COVID-19 nos ha hecho asociar ancianos con vulnerabilidad, creando una corriente de paternalismo y proteccionismo que vulnera muchos de sus derechos.
Desde las instituciones públicas y servicios de atención a mayores se entró en la dinámica de proteger la salud a cualquier precio, dejando en un segundo plano el bienestar psico-afectivo. Para ello se implantaron diferentes protocolos sanitarios, que suponían el aislamiento de estas personas sin tener en cuenta que el ser humano es sociable por naturaleza y que necesita salir y socializar para mantener una buena salud física, mental y emocional.
Durante la pandemia se ha ido evolucionando, buscando un equilibrio entre salud y bienestar, que es lo que determina la calidad de vida del ser humano. Pero queda camino por delante. La gente mayor tiene los mismos derechos que el resto de la sociedad, y desde las administraciones se debe velar para garantizarlos.
En Cáritas apostamos por un modelo de atención centrado en la persona, donde es la persona quien ejerce su derecho a ser parte activa de las decisiones que afectan a su vida. Apostamos por una sociedad donde los cuidados de larga duración sean de calidad, donde se mejoren los servicios domiciliarios para que la persona pueda permanecer en su casa el mayor tiempo posible. También queremos reforzar nuestros programas, proyectos y servicios con la ayuda del voluntariado y la comunidad. Finalmente, hay que trabajar en el ámbito social, para que se haga efectivo un cambio en el modelo de atención residencial, mediante centros que sean verdaderos hogares para personas mayores, huyendo del modelo hospitalario.
Con motivo del 1 de octubre, día internacional de las personas mayores, reafirmamos nuestro compromiso para que todas las personas puedan envejecer con calidad y autonomía.
Carme Gargallo, en representación del equipo de Mayores de Cáritas Española