Gemma Pinyol y Florencia Brizuela reflexionan, en una nueva sesión del Dilluns dels Drets Humans, sobre la exclusión que sufren las personas migradas en Cataluña
En los últimos días, las noticias sobre los procesos migratorios son constantes en los medios de comunicación: la “caravana” de hondureños hacia los Estados Unidos y el endurecimiento de la condición de asilo, las pateras que cruzan el Mediterráneo, los muertos en el Estrecho…. Estas informaciones se repiten durante todo el año pero sólo un 9% de las mismas tienen como protagonistas a los testigos que las han sufrido. Los medios hablan de los migrantes pero sin darles voz. Es la paradoja de la invisibilidad hipervisible: se habla cotidianamente de la idea de una crisis migratoria donde se hipervisibiliza este colectivo pero no se les da espacio para que puedan explicar las causas y, por tanto, se les invisibiliza.
Europa, la fortaleza impenetrable
“Europa es una fortaleza”, admitó Florencia Brizuela, licenciada en derecho y participante del Encierro Migrante. “Pero este cierre de fronteras es su política migratoria: imposibilita la entrada de personas migradas externalizando su protección o dejándolas a manos de terceros”. Y es que a Frontex, la Agencia Europea para la Gestión de la Cooperación Operativa en las Fronteras Exteriores de los Estados miembros de la Unión Europea, se le han pasado de destinar 2 millones de euros en 2005 a 322 millones de euros en 2020. A parte de este blindaje interno, la UE ha negociado con países terceros el bloqueo de sus fronteras, como Turquía o Libia, a quienes se les ofrece una gran suma de dinero para que mantengan esta fortaleza europea. “El racismo es tan estructural como la existencia de la propia Europa“, explicó Brizuela.
Esta política migratoria tiene múltiples consecuencias: se han triplicado las muertes en la frontera y, lo que es más importante, “este sistema jerarquiza la vida de las personas. Esta jerarquización nos marca en las ciudades, que diferencian entre humanos y no humanos como ocurre en Barcelona con la persecución de la venta ambulante o en la situación de precariedad que viven las cuidadoras o mujeres del hogar”. Estos espacios de exclusión en la ciudad ponen, según Brizuela, muchas vidas en peligro y lo ejemplificaba con el aumento de un 15% en la mortalidad de personas sin papeles por el difícil acceso a la salud pública.
Los derechos humanos, iguales para todos
En la misma línea, se posicionaba Gemma Pinyol, directora de políticas migratorias y diversidad en Instrategies: “Hemos normalizado la existencia de vidas que valen y vidas que no valen“. Pero instó a ir más allá, a reflexionar sobre esta situación ya que “todas las personas, por el hecho de serlo, tenemos un paquete de Derechos Humanos adheridos tengamos la etiqueta migrante o no”.
Durante su discurso, Pinyol aseguró que la situación de irregularidad administrativa son tres factores a la vez: una disfunción, un problema y una tragedia. Una disfunción porque es la respuesta a un sistema que no funciona. La migración es un proceso natural y, por tanto, debería estar reglada por medidas abiertas, generosas y flexibles. Es también un problema no tanto a nivel cuantitativo sino más cualitativamente: “La irregularidad está en la estancia pero no en la entrada. Y, en cambio, las políticas migratorias se hacen en la entrada y lo convierten en un problema”, recordó Pinyol. Por último, son una tragedia porque normalizan la explotación, “normalizan que haya personas que tengan menos derechos que nosotros” e, incluso, las criminalizan.
Pinyol admitió que tenemos que acabar con la visión del otro como enemigo ya que es precisamente esta amenaza la que permite articular muchas políticas punitivas: “La gente se está creyendo el discurso del miedo, del nativismo, de la autarquía”. Si seguimos así, “tenderemos a proteger las vidas que consideramos que valen, que suelen ser aquellas que se parecen a las nuestras. Debemos trabajar por los derechos de todos por igual”, concluyó Pinyol aconsejando que “las políticas migratorias deberían ser más integrales, fruto de un diálogo entre países. Debemos dejar de problematizar la migración”.
Si quieres ver el vídeo completo de esta sesión, haz clic aquí. La próxima sesión del Dilluns dels Drets Humans tratará sobre “Libertades amordazadas”. Tendrá lugar el 3 de diciembre, a las 19h, en la sede de Cristianisme i Justícia. ¡Te esperamos!