La cruz de Lampedusa se ha convertido en símbolo universal para recordar el dolor y sufrimiento de migrantes y refugiados que arriesgan sus vidas cruzando el Mediterráneo con el anhelo de llegar a las costas de Europa. El problema de la migración se ha agravado en el último año, por la cual la cruz peregrina por diversos países para reflexionar sobre esta crisis humanitaria.
Cáritas Diocesana de Barcelona tiene entre sus ejes de trabajo, la atención de personas que piden asilo o procedentes de países con algún tipo de conflicto; razón por la cual el 9 de marzo, se convirtió en un espacio de esperanza para voluntarios, personas comprometidas con la problemática y miembros de Diócesis de Cataluña y Europa, quienes visitaron sus instalaciones para ver la Cruz y así poder compartir mensajes y gestos de solidaridad. La visitaron desde las 9h30 hasta las 13h00.
La coordinadora de atención a los refugiados de Càritas, Juana Martín, asegura que para la organización, “la cruz de Lampedusa representa su misión de acogida y atención a las personas, ya que tienen un compromiso de ayudarlas sin importar su religión, origen, etnia, cultura, etc.; y que esta simboliza el sufrimiento y la incertidumbre que viven los migrantes al abandonar su país, el miedo de no tener futuro ni reconocimiento en la sociedad”. Todos los esfuerzos se enfocan en garantizar la acogida, dignidad y los derechos de las personas.
La cruz Lampedusa llegó el 4 de marzo a Barcelona, ha recorrido diversas comunidades y se dirigirá a Girona, Tarragona y Tortosa, al igual que al resto de las diócesis catalanas.