Es el secreto mejor guardado del mundo, pero los mayores de casa sabemos que los Reyes Magos somos nosotros, los padres y las madres. Somos los que conocemos mejor a nuestros hijos, y sabemos lo que desean, aunque no lo hayan escrito en sus cartas. Los padres y las madres pensamos en lo que necesitan, en lo que les puede ser útil, pero también en lo que nos podemos permitir.
Vuelve a ser Navidad, también en el Espacio Polivalente Roquetas de Cáritas, situado en la Parroquia de Santa María Magdalena. Es una Navidad diferente, marcada por la COVID-19 y la crisis social que se deriva. Este ha sido un año difícil para todos, pero especialmente para las familias más vulnerables que acogemos y acompañamos desde este proyecto.
Desde el Espacio Polivalente Roquetes constatamos la fragilidad de muchas de las familias que vienen a la Parroquia. Como quien va a casa buscando un cobijo, un espacio de acogida, caras amigas, una infusión caliente o una conversación tranquila, el espacio ofrece un momento de calma en las difíciles vidas de muchas de estas personas. En los encuentros, las familias nos manifiestan cosas como: “Tengo un desahucio a principios de año”, “No he cobrado el ERTE”, “Estoy solo y nadie me ayuda”, “A veces no tengo fuerzas para llevar a la niña en la escuela” o “No puedo soportar más esta situación”. Intentamos buscar soluciones con las familias, las acompañamos en el difícil camino de la vulnerabilidad social y económica.
Por eso nos ha emocionado que esta Navidad, y gracias a una treintena de cajitas Mapfre acompañadas de una tarjeta con una cantidad económica, los padres y las madres hayan tenido la oportunidad de comprar los regalos de Reyes de sus pequeños. Creemos que es imprescindible que los niños reciban el regalo que deciden sus padres, y no “lo que toca por la campaña de Reyes”. El sistema familiar se ordena y se empodera cuando cada uno ocupa su lugar, y con acciones como esta lo hacemos posible.
Antes de Navidad, citamos a las familias y les dijimos: Shhhh… ¡es un secreto! Que no salga de aquí…: los Reyes son los padres. Y los padres y las madres deben poder comprar juguetes, ofrecer una comida especial o una muda para estrenar. Dimos las cajitas Mapfre con la tarjeta regalo dentro, y las reacciones de las familias no se hicieron esperar. Fueron muy diversas, sobre todo de sorpresa y agradecimiento:
Carla * nos miraba con incredulidad. Su familia está pasando un momento difícil, y cogiéndonos fuerte las manos, lloraba diciendo: “A pesar de que estoy sola, sois mi familia”. Vicky hizo un salto de la silla, alzó la cajita y comenzó a bailar con su gracia africana, como si diera las gracias al Dios del Sol. Olga, antes de coger la tarjeta, nos preguntó: “Para Sara también? Ella lo necesita”. Asentimos, y sin coger su regalo corrió a buscar el móvil para llamar a Sara y explicarle la buena nueva. Paula abrió los ojos como platos diciendo: “por lo tanto, yo ya soy de aquí”, leyéndolo como un gesto inequívoco de pertenencia a la gran familia. Aina vino con su hija mayor, y corrió hacia la ventana, la abrió, y observando el skyline de Barcelona gritó en dirección a las Torres Mapfre: “Gracias!”. Gina, mirarnos y dijo: “Este año compramos nosotros los regalos y no vosotros, ¡qué bien!”. ¿Cuántas veces el “vosotros” ha suplantado el papel de los padres a la hora de dar respuesta a las necesidades de sus niños?
Juntos hemos conseguido que, a pesar de la pandemia y la fragilidad, la magia de Navidad haya podido llegar a los hogares de los más vulnerables.
* Nombres ficticios