Con motivo del 20 de noviembre, día mundial de la infancia, Cáritas Diocesana de Barcelona presenta su Plan de Prevención y Protección a la infancia y la adolescencia

Desde noviembre de 2024, Cáritas Diocesana de Barcelona cuenta con un plan de prevención y protección a la infancia y la adolescencia en el que expresa su compromiso con el bienestar, la seguridad y el desarrollo integral de los niños, niñas y adolescentes que acompaña. Es una guía para seguir avanzando en la prevención de cualquier forma de violencia hacia las infancias, en la promoción del buen trato y en la construcción y el mantenimiento de entornos seguros, respetuosos e inclusivos para las infancias y adolescencias.
Una mirada preventiva y protectora

“En un contexto en el que las violencias hacia las infancias y adolescencias siguen muy presentes, el plan incorpora una mirada preventiva en la formación del equipo humano, la revisión de espacios y actividades, la promoción de las relaciones basadas en el respeto a la confianza y el cuidado o la sensibilización de familias, niños y niñas en el conocimiento de sus propios derechos”, explica Albert Frago, técnico del programa de familias, infancia y adolescencia de Cáritas Barcelona.
Además, el plan incluye un protocolo de detección y actuación que facilitan la detección precoz de las situaciones de violencia, así como circuitos de actuación que permiten proteger a los niños, niñas y adolescentes que son víctimas, independientemente del contexto en el que se produzcan.
El buen trato como eje vertebrador

Frago detalla que el buen trato no es solo la ausencia de violencia, sino la presencia activa de gestos, actitudes y acciones que dignifican, escuchan y valoran a los niños, niñas y adolescentes. “Nuestro plan promueve una pedagogía del buen trato que impregna todas las dimensiones de la intervención: desde la acogida hasta el acompañamiento, desde la comunicación hasta la resolución de conflictos”, indica.
Por eso, Cáritas defiende que el buen trato es sinónimo de apostar por la salud emocional, la resiliencia y el desarrollo positivo de los niños. Es reconocer que cada niño y niña tiene derecho a crecer en un entorno que lo proteja, ame y respete.
Generando entornos seguros y protectores: una responsabilidad compartida

“En Cáritas acompañamos situaciones de vulnerabilidad que pueden condicionar o poner en riesgo la seguridad de los más pequeños”, explica el técnico de Cáritas. Así, la creación de entornos seguros y protectores en la institución es fundamental para fomentar el buen desarrollo. Este compromiso con la seguridad va más allá de la protección física: incluye seguridad emocional y relacional. Es garantizar que los menores se sientan reconocidos, escuchados y protegidos en todo momento.
Con motivo del 20N, desde Cáritas reivindicamos que ningún niño o niña se pierda por el camino, no solo debido a sus condiciones socioeconómicas, sino tampoco, y de forma fundamental, a su capacidad para ilusionarse y recibir el cariño que nos ayuda a crecer en libertad y humanidad.

