Acogida y acompañamiento / 03/06/2024

Un espacio de ayuda mutua

Publicado por: Jordi Julià Sala-Bellsolell

Cada jueves, la Parroquia de San Paulino de Nola de Barcelona acoge el grupo Arrelat, un proyecto relacional de Cáritas Diocesana de Barcelona.

Nos citamos en Ca L’Isidret, el casal comunitario situado entre los barrios de Sant Martí y el Besòs y el Maresme de Barcelona. 18 personas de diferentes orígenes se han reunido para cocinar arepas colombianas. «Una vez al mes, las personas que participan del proyecto Arrela’t hacen un curso de cocina. Hoy, las de origen colombiano nos enseñan a preparar arepas, un plato típico de su país», nos cuenta Montserrat Peñalver, trabajadora social de Cáritas.

El proyecto Arrela’t, ubicado en la Parroquia de San Paulino de Nola de Barcelona, ​​tiene el objetivo de acoger y acompañar a personas recién llegadas. Encontramos que hace quince días que han llegado a Barcelona, ​​pero también otros que llevan más de un año. Más allá del curso de cocina, en el proyecto también se hacen manualidades, se dan a conocer los recursos que puede ofrecer Cáritas, o se descubren cuáles son los servicios públicos que pueden encontrar en el barrio, entre otros. «En el grupo se han acabado forjando relaciones de amistad, de ayuda mutua. Poner a las personas en contacto hace que puedan pasarse trabajos, o que se recomienden cursos o actividades que pueden ser de interés para todos. Es importante cubrir las necesidades básicas, pero también existe toda una dimensión emocional y relacional a abordar. Desde este proyecto lo hacemos posible», dice Peñalver.

Montserrat Riu, voluntaria, cree que el hecho de que éste sea un grupo abierto a todo el mundo hace que cada día sea diferente. «Una persona me explicaba que estaba sola, triste, que no quería levantarse y que actividades como la de hoy eran el motivo que la llevaban a salir adelante. Sólo que una persona te diga esto da ya sentido al voluntariado», explica. Fanny, otra de las voluntarias, admite que ella empezó como una persona atendida por este proyecto. «Por las tardes tengo tiempo, y decidí implicarme como voluntaria. Me gusta porque me relaciono con distintas personas, culturas, y eso siempre enriquece». Fanny sabe lo que significa llegar a Barcelona y no tener a nadie que te acoja. «Me gusta servir a las personas. Yo he vivido esta abrupta llegada, y en lo que necesiten puedo ayudarlas a hacer un aterrizaje más suave». Amanda, que también es voluntaria desde hace ocho meses, coincide con Fanny, y cree que hay que seguir lo que marca el cristianismo, que es ayudarnos unos a otros.

En el caso de Olga, hace dos años que llegó a Barcelona. Vive con su hija y su nieto. Hace un par de meses que se ha vinculado a Cáritas y este espacio le gusta porque, gracias al boca a boca, encuentra nuevos trabajos. «Estaba cuidando a una persona mayor, y ahora le han puesto en una residencia. Hoy, una compañera me ha dicho que tenía un trabajo de fin de semana, pero que ella no podía asumirlo. Poder trabajar otros dos días a la semana es imprescindible para mi economía». El deseo de Olga es trabajar en una residencia para cuidar a personas mayores, pero sin papeles todavía no puede conseguirlo. «Soy optimista. Sé que con mi esfuerzo y el acompañamiento de Cáritas llegaré allá donde me proponga», concluye.

 

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Politólogo especializado en Comunicación Política y Social. Trabajando para sensibilizar y denunciar desde el Área de Comunicación y Relaciones Institucionales de Cáritas Diocesana de Barcelona. Dando voz a las personas vulnerables podremos construir una sociedad más justa.

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