El proyecto piloto VESTA, implantado en el Besòs, obtiene buenos resultados después de 3 años y medio acompañando a mujeres con niños y niñas a cargo en situación de exclusión residencial severa
VESTA celebra su tercer aniversario. Este proyecto pionero nació para ofrecer acompañamiento a mujeres con niños y niñas a cargo y en situación de sinhogarismo en el Besòs, y se trata de una iniciativa conjunta de los Ayuntamientos de Badalona, Santa Coloma de Gramanet, Sant Adrià de Besòs y Montcada i Reixac, de Cáritas Diocesana de Barcelona, Fundació Formació i Treball, Fundación Mambré, Sant Joan de Déu-Servicios Sociales y también del Consorcio del Besòs. Cuenta con el apoyo del Área Metropolitana de Barcelona y del Ayuntamiento de Barcelona. El proyecto está dirigido a familias monoparentales que sufren situaciones de exclusión residencial grave, a las que se facilita vivienda temporal y acompañamiento social. Durante estos 3 años y medio se ha ofrecido atención a 21 familias monoparentales, con un total de 60 personas, en 20 viviendas. Una familia fue alta y salió del programa a finales de 2023.
La consejera de Territorio, Vivienda y Transición Ecológica, Silvia Paneque, ha estado presente durante la celebración de este tercer aniversario, y ha destacado el buen trabajo de VESTA. “VESTA es vivienda, familia, apoyo, mujeres y oportunidades. Sirve para que las personas vulnerables puedan recuperar la dignidad lo antes posible”, ha destacado. En este sentido, Paneque ha querido reafirmar que el Govern de Catalunya sitúa el objetivo de la vivienda como prioritario, para que todas las familias de todo el país puedan vivir a un precio razonable.
Un acompañamiento holístico e intensivo
En el caso de VESTA, se ha detectado que el acompañamiento social intensivo ha sido especialmente efectivo. Ha permitido la construcción de vínculos de confianza entre participantes y profesionales que han favorecido los procesos de recuperación. La vivienda estable se ha erigido en el elemento clave en la recuperación de las familias. Por un lado, dotar de una vivienda a cada familia ha mejorado las relaciones maternas filiales y la crianza; por otro, un espacio físico para rehacer el proyecto de vida se ha visto imprescindible para romper con la violencia machista y familiar. Los tres años de estabilidad residencial han tenido un impacto positivo en las vidas de las participantes, aunque se han demostrado insuficientes para acceder al mercado de la vivienda, que cuenta con barreras como el precio del alquiler.
Recuperación de la estabilidad y la confianza
Durante el acto, se han podido escuchar los testimonios de Rumana y Mercedes. Mercedes destaca que “con VESTA he encontrado la esperanza, me he sentido segura… me abrieron las puertas de una casa, que era lo que yo quería para mis hijos” y añade “Ahora estoy genial: trabajando, los niños estudiando… todos en casa. Hay felicidad. Hay amor. Todo. Pero no lo he conseguido sola”.
El director de Sant Joan de Déu Serveis Socials Barcelona, Salvador Maneu, ha añadido que “el proyecto ha mostrado una manera distinta y efectiva de atender la exclusión residencial, y es necesario continuar apostando por este modelo de gobernanza conjunta, dando continuidad a VESTA y escalando su impacto con más familias beneficiarias. Porque el sinhogarismo no es un fenómeno local, sino global”.