Tener una vivienda digna es un derecho universal difícil de alcanzar para los jóvenes que vienen de otros países en busca de un futuro mejor. El Piso de jóvenes de Hospitalet les ayuda a luchar por aquello que desean
El Piso de Jóvenes de Hospitalet es un proyecto de Cáritas Diocesana de Barcelona que ofrece vivienda a jóvenes migrantes en situación de vulnerabilidad social y sin una red familiar. Se los apoya en la reorientación de su situación y potenciando su autonomía.
Llegamos al piso de Cáritas ubicado en Hospitalet de Llobregat. Los chicos se nos presentan tímidos y emocionados, pues tienen la oportunidad de contarnos sus historias y experiencias. El proyecto acoge a cuatro jóvenes de Marruecos que tienen entre 20 y 25 años. Ninguno de ellos tiene familia en España, pero han encontrado un hogar en este piso.
Hassan lleva 5 años en el piso y asegura que “este proyecto cambió mi vida y me ha dado muchas oportunidades. Cuando llegué aquí estaba en una situación irregular”, indica. Con el apoyo de Cáritas, Hassan ha logrado obtener la residencia española y un permiso de trabajo.
Mohamed es el joven que más tiempo lleva en el piso. Nos cuenta que el proyecto le ha ayudado a levantarse cada mañana y que le ha cambiado la vida. “Cáritas nos ha ayudado mucho, cada día pienso en la oportunidad que se nos ha brindado”, dice.
Rachid nos pregunta si preferimos hablar en catalán o castellano, ya que está muy contento de conocer y poder utilizar los dos idiomas por igual. Rachid destaca la confianza, el respeto y la tranquilidad de contar con un lugar donde vivir. Todos tienen una buena relación y convivencia, y entre risas y bromas nos damos cuenta que más que compañeros son una familia.
Al cabo de un rato llega Youssef, que estudia un curso de atención al cliente. Youssef hace tres semana que vive en el piso, y cuando le preguntamos sobre su valoración no puede ocultar su alegría de estar en un lugar seguro, pues al igual que los otros chicos vivió en centros de menores, albergues y casas de conocidos.
Cumpliendo el rol de padre y de hermano mayor
Rubén, el educador social, acompaña a los chicos y comparte sus vivencias, ya que “la relación con ellos es muy buena gracias al ambiente familiar y amigable”, dice. Los visita tres días a la semana para apoyarles en cualquier circunstancia que se presente. “El objetivo es que no afronten situaciones solos. Les apoyo en la tramitación de recursos como, por ejemplo, la obtención de algún documento”. Sobre Rubén, los chicos cuentan que “siempre nos da consejos. Si necesitamos cualquier cosa, él nos ayuda, y podemos contarle cosas que no contaríamos a otras personas”.
Después de 4 años trabajando en el proyecto, Rubén afirma que la evolución de los chicos es impecable. “Se nota un cambio importante a nivel de conocimiento del país, de su situación, hábitos, aspectos del día a día, situación legal y también de salud. Los chicos han vivido situaciones muy complicadas, y estar aquí les garantiza una alimentación correcta y un espacio cuidado; incluso tienen mejor aspecto”, expone.
Rubén afirma que su papel es el de padre y hermano mayor, pues tiene que impartir conocimientos y ser un compañero para ellos, pero también debe imponer reglas y normas.
Al preguntarles sobre su futuro, los jóvenes aseguran que su mayor deseo es encontrar trabajo y obtener los papeles para trabajar de forma legal. Hassan nos sorprende con su respuesta: “Yo quiero ayudar a otras personas que lo pasan mal. Es mi forma de devolver la ayuda que he recibido”, explica.
Rubén se despide de nosotros con un mensaje para los chicos. “Espero que tengan una oportunidad, la oportunidad que se merecen. Su esfuerzo tendrá recompensa”, concluye.