La gente mayor atendida por Cáritas de las zonas pastorales 2 y 3 y sus voluntarios se reunieron en la parroquia de San Juan Bosco para cantar y bailar villancicos juntos
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Sonaba “Feliz Navidad” de Rosana y casi una veintena de personas mayores se arrancaron a bailar en medio de la iglesia. Unas hacían palmas, otras bailaban cogidas e incluso alguna persona cantaba al ritmo de la música. Pero éstas eran sólo una parte del centenar de personas que asistieron a la fiesta de Navidad de los ancianos de las zonas pastorales 2 y 3, es decir, del norte y este de Barcelona. Junto con sus voluntarios, la gente mayor atendida por Cáritas pudo disfrutar de una tarde con mucho ritmo.
Pero no todo fueron bailes que los hicieron levantar de la silla. También hubo un momento de reflexión y tranquilidad al inicio de la celebración. Un cirio situado en el altar simbolizaba la luz que se transmite a la sociedad con la ayuda de todos los voluntarios de Cáritas. Uno a uno, cada uno de los voluntarios encendieron una vela: cada ayuda particular, como acompañar a las personas mayores a esta fiesta, es también una luz en el mundo.
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¡Felices fiestas de Navidad!
Después de este momento de silencio, comenzó la fiesta con música navideña. El grupo de los Ronderos -personas sin hogar que han formado un grupo de música- amenizó la tarde. Las personas mayores también pudieron disfrutar de una merienda hecha y servida por el Hotel Arts de Barcelona y sus jóvenes voluntarios. Tortilla de patata, croquetas, magdalenas y zumos fueron algunas de las exquisiteces que pudo comer la gente mayor.
Después de una hora de bailes continuados sin agotarse, los asistentes recibieron un obsequio. No importaba lo que había detrás del papel envuelto: sólo con el detalle de recibir un regalo, toda la gente mayor que asistió a esta fiesta de Navidad salió con una sonrisa de oreja a oreja.