29Todos tenemos que hacer un esfuerzo de integración mutuo para crear una sociedad más justa e igualitaria, donde prevalezca la igualdad de oportunidades y donde nadie sufra ningún tipo de discriminación
Nuestro mundo está dividido en fronteras, físicas -naturales y políticas- e invisibles, pero la necesidad no conoce de fronteras y por infranqueables que sean, se acaban superando. De eso en Cáritas tenemos mucha experiencia, a diario acogemos a personas que vienen de todo el mundo y que han superado barreras que parecen imposibles de atravesar, como el desierto del Sáhara o el mar Mediterráneo en una patera.
Los motivos son diversos, pero nunca la libertad. Siempre se trata de una movilidad forzada por una situación adversa en el país de origen, o varias: una guerra, hambre, falta de oportunidades, de esperanza, de futuro… Todas las personas inmigradas vienen con una mochila llena de dolor y de adversidad y, cuando llegan a casa, se encuentran una vida muy dura, entre otros motivos por la irregularidad administrativa y, a veces, por nuestra recibida.
Ser irregular en nuestro país significa que no estás autorizado ni a vivir ni a trabajar, con lo cual estás obligado a pasar desapercibido. No puedes circular libremente por la calle, por miedo a ser detenido, internado en un Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) y expulsado, y tienes que trabajar en la economía sumergida hasta el momento que obtengas tu autorización de residencia y trabajo, que, en el mejor de los casos, no será hasta que lleves tres años en el país y siempre y cuando tengas un contrato de trabajo de un año.
Por lo tanto, dureza en el origen del proceso migratorio, en el tráfico y en el destino. Ante tanto sufrimiento, desde Cáritas pedimos:
A las Administraciones:
- Que se intensifique la cooperación internacional con los países de origen de las migraciones para que las personas no se vean obligadas a emigrar.
- Que se desarrollen vías legales para que las personas que quieran o necesiten emigrar puedan hacerlo de una manera segura, sin jugarse la vida durante el viaje ni caer en manos de las mafias de contrabando o tráfico de personas.
- Que la vida y seguridad de cada persona migrante esté por encima de cualquier política de control de flujos migratorios.
- Que se flexibilicen las vías para obtener autorización de residencia y trabajo en nuestro país de manera que las personas puedan vivir y trabajar en libertad y dignidad, evitando así la precariedad y explotación laboral que muchas veces sufren en la economía sumergida.
- Que se protejan a los niños extranjeros que están solos, para que prevalezca su condición de menores por encima de la de extranjeros, de acuerdo con la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño.
A la sociedad:
- Promover la integración de las personas inmigradas, entendida como un proceso de adaptación recíproco o bidireccional, en el que reconozcamos y valoremos la riqueza cultural de las personas recién llegadas y la de nuestra sociedad de acogida.
- Valorar positivamente la diversidad cultural, ideológica, religiosa y las diferentes maneras de vivir de cada uno. Hoy nuestra sociedad es diferente, diversa y formada por personas de orígenes diferentes, donde todos debemos tener una cultura pública común, basada en los valores de la democracia, la libertad y los derechos humanos.
Todos tenemos que hacer un esfuerzo de integración mutuo para crear una sociedad más justa e igualitaria, donde prevalezca la igualdad de oportunidades y donde nadie sufra ningún tipo de discriminación.
Está en juego nuestro futuro.