Como cada año, Cáritas Diocesana de Barcelona realiza la colecta anual con motivo de Corpus Christi. El día de la colecta, los sobres para hacer el donativo y los carteles que animan a colaborar con Cáritas Diocesana de Barcelona están preparados y listos para transmitir esperanza a las personas más vulnerables. Pero, ¿cómo llega este material a las parroquias? Os presentamos al equipo de voluntarios que durante dos días trabaja de manera coordinada para que esta acción solidaria sea posible.
Cinta Berenguer, coordinadora de la campaña de Corpus, nos indica que para preparar el material cuenta con el apoyo de diez voluntarios. “Los carteles y sobres de la colecta los hacemos llegar a más de 300 parroquias de la diócesis de Barcelona. Esto suponen más de 1.000 carteles y más de 60.000 sobres, por lo que necesitamos la ayuda y coordinación de los voluntarios”, nos cuenta.
Gracias a la solidaridad de los feligreses, las parroquias recaudaron más de 100.000 € en la campaña de Corpus del año pasado. La colecta en las parroquias es el sistema más antiguo que tiene Cáritas para recoger donativos, y tenemos constancia de éstas desde la fundación de la entidad en 1944. Actualmente, estos donativos conviven con otros modelos de captación como son la transferencia bancaria o el donativo por internet, pero todos son complementarios y sirven para un mismo objetivo: comprometerse con los demás.
Un voluntariado comprometido
Entre carteles, sobres y pilas de paquetes conocemos a cuatro de los voluntarios que hoy dan una mano en la logística de la campaña. Mercè se encarga de contar los sobres y hacer paquetes de cincuenta. “Hace tres años que soy voluntaria. Conocí el voluntariado de Cáritas a raíz de una amiga que es voluntaria de una parroquia de Gracia”, indica. Hoy Mercè ha clasificado más de 1.400 sobres, y afirma que hay que destinar parte de nuestro tiempo a ayudar a las personas que más lo necesitan. A su lado encontramos a Roser, que también tiene la tarea de clasificar sobres. “Durante 31 años he trabajado de auxiliar clínica en el Hospital Sagrado Corazón de Barcelona, así que la atención a las personas siempre me ha llenado”, dice. Roser hace dos años que es voluntaria de Cáritas, pero también ha hecho voluntariado con personas mayores, participa en la Gran Recogida del Banco de Alimentos, colabora con la Fundación Esclerosis Múltiple y acompaña personas recién llegadas que quieren aprender el catalán. Sobre la acción social de Cáritas, Roser dice que “es para quitarse el sombrero”, y que el voluntariado es muy necesario. “Cada uno pone su granito de arena en lo que sabe y en lo que le gusta“, concluye Roser.
Una vez contados los sobres y carteles, Alfredo encarga de empaquetarlos y colocarlos en la dirección de destino. Alfredo es arquitecto, y hace tres años que es voluntario. Afirma que se hizo a raíz de conocer al Obispo Sebastià Taltavull, y al preguntarle por qué colabora con Cáritas, indica que es agradable estar rodeando de gente comprometida en favor de los más pobres.
Finalmente, Rafael es el encargado de clasificar los paquetes que ha preparado Alfredo en función de la zona de la diócesis a la que van destinados. Rafael se hizo voluntario al jubilarse, y nos cuenta que durante su vida laboral se ha dedicado a la logística. “Además de esta acción, también ayudo una vez al mes en el despacho de Cáritas situado en la Zona Franca”, expone.
Gracias a la labor de todos ellos, la campaña de Corpus es posible. Gracias al compromiso del voluntario y del donante, la mejora del mundo es una realidad.
¡Hagámoslo posible!