Son constantes las muestras de apoyo que estamos recibiendo desde que se inició el conflicto bélico en Ucrania. En estos 15 días de guerra, Cáritas Diocesana de Barcelona ya ha podido destinar 70.000€ a Cáritas Moldavia y Cáritas Polonia, para garantizar la acogida y el alojamiento digno y seguro para todas las personas desplazadas que llegan a estos países fronterizos.
Las consecuencias de la guerra no solo afectan a Ucrania y a sus países vecinos, sino que los estragos del conflicto bélico ya han llegado a nuestro país. Desde el pasado domingo, el municipio de Torrelles de Foix (Alt Penedès) acoge a 40 mujeres y niños ucranianos que han huido de la guerra. Cáritas Diocesana de Barcelona está garantizando el suministro de gasoil de la casa donde se alojan estas familias, para que puedan disponer de calefacción en este período invernal.
“Estamos muy agradecidos a la comunidad de Cáritas de todo el mundo”
Dominica Chylewska es voluntaria de Cáritas Polonia, y trabaja a 12 km de la frontera entre Polonia y Ucrania, donde Cáritas ha establecido un dispositivo especial. “Los voluntarios de Cáritas estamos acogiendo y acompañando a las personas que huyen del conflicto de Ucrania. Reciben un té caliente, comida, un lugar donde alojarse y mantas”, indica Dominica.
“Mantenemos el contacto con el gobierno local y con la policía de frontera y esperamos afrontar esta crisis juntos”, explica. Además de Cáritas hay otras ONG, y la solidaridad está presente en el territorio polaco. “Estamos muy agradecidos a la comunidad de Cáritas de todo el mundo. Gracias a vuestro apoyo, podemos seguir ayudando a todas estas personas”.
En Ucrania, los centros de Cáritas siguen atendiendo a la población civil necesitada. Sus 36 oficinas repartidas por todo el país trabajan de forma coordinada con las sedes operativas de la Cáritas nacional, en Kíiv y Lviv, asumiendo todas las dificultades que hay sobre el terreno. Desde el principio de la invasión, Cáritas Ucrania mantiene un proyecto de emergencia para satisfacer las necesidades básicas de las personas más vulnerables. La respuesta de Cáritas Ucrania está dando prioridad al reparto de comida caliente, agua, kits de higiene básica, refugio temporal para personas que han abandonado su casa, servicio de lavandería y transporte seguro para las personas que buscan reunirse con familiares en otras zonas del país. El plan de emergencia incluye también atención a casos especiales (como la gente mayor, los menores y las personas con discapacidad), el acompañamiento emocional y las actividades de ocio para niños que les ayuden a mantener la normalidad en medio de la situación de gran estrés provocada por los ataques.
Asimismo, las Cáritas de los países vecinos -Rumanía, Polonia y Moldavia- están activando también planes nacionales de acogida en los flujos de refugiados ucranianos que atraviesan las fronteras.
En Rumania, han empezado a evaluar la situación y establecer equipos de primera intervención, definiendo un programa de respuesta a la emergencia centrado en la acogida y el apoyo para refugiados (información, servicio de lavandería, servicio de comunicación, alimentos y kits de higiene), programas específicos de acogimiento infantil, refugio y alojamiento temporal en parroquias locales y movilización de voluntarios para la acogida.
Cáritas Polonia está preparando también la acogida, el alojamiento y el transporte seguro para los refugiados, con programas de emergencia similares a los habilitados por Cáritas en Rumanía.
Por su parte, Cáritas Moldavia ha puesto en marcha un plan de emergencia. En total, cuenta con unos 200 agentes en el terreno. En coordinación con las autoridades locales, se han apoyado a 390 personas ubicadas en centros oficiales con comida, agua, kits de higiene y soporte social y emocional. Además, se está preparando un centro gestionado por Cáritas en Chisinau, donde ofrecer alojamiento digno y seguro a unos 70 refugiados, con especial atención a menores y mujeres.
En la misma línea, Cáritas Bulgaria también está preparando centros para dar respuesta a la llegada de refugiados ucranianos, que llegan por vía terrestre o por ferry desde Odessa. El 28 de febrero, se calculaba que más de 7.000 ucranianos habían llegado al país y se espera que este número aumente en los próximos días.