Ocho madres y unos diez niños podrán beneficiarse del nuevo Centro de Apoyo Materno Infantil Sant Miquel, que se ha inaugurado este jueves en Cornellà
Los sueños, muchas veces, se convierten en realidad. Y, después de 10 años, la zona del Barcelonés Sur ve su sueño completo: disponer de un recurso de apoyo para madres en situación de vulnerabilidad que tengan hijos de 0 a 3 años. El centro podrá dar servicio a ocho madres de la ciudad con sus respectivos hijos, que tendrán el apoyo de dos trabajadoras sociales de Cáritas Diocesana de Barcelona. Coincidiendo con la festividad de Sant Miquel, se inauguró el centro, que se caracteriza por la vitalidad que desprende.
Antes de la inauguración, las trabajadoras sociales del territorio iban enseñando -muy orgullosas e ilusionadas- las estancias donde las ocho madres pasarán más tiempo: una cocina, una sala de juegos y de dormir, un baño para los bebés y un pequeño patio para jugar al aire libre.
Valorar la vida
La historia del local la explicó el rector de la parroquia de Sant Miquel, Mn. Gregori Manso: se compró con dinero que, por voluntad del donante, debían dedicarse a un proyecto social. Durante muchos años, se estuvo pensando a qué se podían destinar y, finalmente, el Consejo de Cáritas Interparroquial de Cornellà decidió hacer un Centro de Apoyo Materno Infantil. Aunque no fue fácil encontrar el local adecuado, las obras han mejorado el espacio y lo han dotado de color: “Hemos tardado diez años pero responderemos a las necesidades constatadas por los servicios de atención directa a las personas”, admitió Mn. Manso.
El jefe territorial de Barcelonès Sur de Cáritas Diocesana de Barcelona, Ferran Moreno, contextualizó la situación de este centro. Situado en Cornellà, “una ciudad muy diferente de Barcelona”, el Materno pretende mostrar “qué bonita es la vida a partir de la dignificación de las personas, de manera que se sientan hijas de Dios”.
Bendición del recinto
A la inauguración también asistió Salvador Busquets, director de Cáritas Diocesana de Barcelona, que recordó el esfuerzo que se había hecho hasta llegar a este punto: “Para sacar adelante un proyecto social no sólo debes ser buena persona. Hay realidades no previstas y normativas que hay que cumplir pero gracias al apoyo de todos lo hemos conseguido”.
La inauguración finalizó con la bendición del obispo auxiliar de Barcelona, Mons. Sebastià Taltavull. Antes de bendecir el local con agua bendita, recordó que “todos los que trabajaréis aquí sois Jesús (…) La caridad es el amor que se entrega y vivir la fe es practicarla en la relación con las personas”.
Los vecinos del barrio y la comunidad, los feligreses de la parroquia y los otros asistentes pudieron disfrutar de una visita por las instalaciones y de un pequeño refrigerio.
