Estos días (semanas) están siendo excepcionales, nos hemos tenido que adaptar a una situación nueva. Nueva para todo el mundo.
En los refuerzos educativos que hacemos desde Càritas Barcelona a familias vulnerables, hemos pasado de estar frente a frente con los niños y niñas, trabajando con y por ellos, a tener que hacer un seguimiento telefónico.
Hablamos con las familias y niños sobre las tareas escolares y sobre su estado emocional. La mayoría de los más pequeños de casa están tranquilos, hacen los deberes que se los envía la escuela, adaptados en el momento y situación que nos ha tocado vivir. Pero esto es gracias al trabajo de muchos héroes olvidados estos días: los padres. Están haciendo un trabajo enorme. Están haciendo de profesores, de dinamizadores, de monitores de deporte, de expertos en relajación… Además de los oficios de casa habituales de los padres: cocineros, jueces, cuentacuentos… Ni ellos sabían de qué eran capaces! Pasar 24 horas con los hijos, entretenerlos, entreteniéndose a ellos mismos y saliendo vivos!
Uno de los casos con el que nos hemos topado es la de una gran familia viviendo juntos: 9 personas en total, de las cuales 4 son niños y uno es un bebé. La cuestión es que los adultos notaban que los más pequeños estaban exaltados, muy movidos, se los costaba dormir y concentrarse. Necesitaban moverse, gritar, bailar… Necesitaban actuar como niños. El Mar, madre de dos de ellos, decidió que cada día a mediodía harían “la hora loca“, una dinámica donde la única condición seria que no habría condiciones. Una hora para desfogarse cómo ellos prefirieran. El primer día de llevarla a cabo todos se sorprendieron de los grandes cambios beneficiosos que hubo!
“Se los está funcionando súper bien, ha habido algún día no lo han podido hacer y se han mostrado muy inquietos, incluso han tenido dificultades para seguir con las rutinas habituales” explica. Por eso lo estamos recomendando a las al resto de familias, y muchas de ellas ya lo han puesto en marcha, notando muchos cambios positivos en sus hijos e hijas.
La misma madre nos explica que “están jugando a muchos juegos conjuntamente pero solo se vale jugar y aprender”. Lo hace de este modo porque alguno de ellos es muy competitivo y solo quiere participar a cualquier dinámica si puede ganar. El que se les quiere transmitir con esto es que en la vida se gana y se pierde continuamente, y la esencia de cada cual no es ni mejor ni peor por haber ganado o haber perdido: ha aprendido con cada sacudida y con cada recompensa. Lo ha hecho mejor persona.
En general, todas las familias atendidas han sabido gestionar muy bien la situación: ninguno de los 22 niños entre los Refuerzos de Argentona y Vilassar de Mar ha pasado ningún episodio de miedo ni angustia. Desde el primer momento las madres y padres han explicado qué está pasando, el porqué del confinamiento, las medidas a adoptar estos días… Han sabido tranquilizarlos y animarlos.
En definitiva, estamos pasando una época extraña por todo el mundo, y dura para muchos. Pero el que ha quedado claro es que cada uno de los padres y madres han sabido sacar el mejor de ellos y de sus hijos. Han aprendido, jugado, cocinado, bailado, reído, han hecho deporte y se han divertido. Y todo esto, juntos. Creo que ahora las familias son más “familia” que nunca.