El Arzobispo de Barcelona se reúne con Cáritas Diocesana en el barrio de Ciutat Meridiana y Vallbona para conocer la realidad que rodea a los niños de la zona
El viernes 29 de abril, los niños y niñas del Centro Abierto de Torre Baró recibieron la visita del Arzobispo Mons. Juan José Omella. El Centre Obert de Torre Baró gestionado por Cáritas Diocesana de Barcelona realiza actividades lúdicas y formativas con los niños y niñas del barrio que se encuentran en situación de riesgo.
La visita del arzobispo de Barcelona sirvió para mostrarle el trabajo que Cáritas lleva a cabo en uno de los distritos más humildes de la ciudad de Barcelona, y de esta manera conseguir una mayor implicación del Arzobispado en la suma de esfuerzos para hacer frente a la problemática que rodea a los niños y jóvenes que asisten.
El director de Cáritas, Salvador Busquets y el jefe de Acción Social de la entidad, Eduard Sala aprovecharon la visita del Arzobispo para reunirse con él. Busquets puso al Arzobispo en contexto, y le expuso el tipo de atención y apoyo que se da a los niños del Centre. Algunas de estas actividades son el refuerzo escolar, hábitos de estudio, relación con el entorno, actividades lúdicas, etc. Todo tipo de acciones básicas para ayudar al crecimiento de los niños y compensar las dificultades económicas, sociales y culturales que les ha llevado a la crisis económica y el contexto en el que conviven.
El Centre Obert, que actualmente acoge a 38 niños y niñas de entre 6 y 14 años, nació en 1990 como una alternativa al internamiento de los niños en riesgo. A día de hoy, la tarea de los educadores del centro vela por la evolución en el proceso de escolarización de los niños, detectar posibles situaciones de riesgo, dar una atención personalizada que ayude a su desarrollo y conseguir una mayor implicación de las familias.
Un “huerto” en crecimiento
Tras conocer algunas de las problemáticas, los niños pudieron conversar con el Arzobispo. Entre saludo y saludo, Omella visitó las instalaciones del centro: cocina, comedor, aulas de estudio, de lectura y de otras más lúdicas habilitadas con un supermercado propio. También el jardín, con un huerto que crece día a día con la paciencia y la perseverancia que los niños ponen regándolo y cuidándolo. Con su talante llano, Omella agradeció a los educadores su perseverancia, dedicación e implicación, pues son valores esenciales para el desarrollo y futuro de estos pequeños.