Hoy, Día Internacional de los Derechos de la infancia, en Cáritas alertamos que la actual crisis causada por la pandemia está privando a los menores en situación social más precaria de parte de su infancia y adolescencia, de sus propios tiempos, que son muy diferentes a los de los adultos.
Esta distancia física que estamos viviendo quita a los niños y adolescentes espacios de seguridad y confianza, y les está empujando a cierta invisibilidad social en su vida cotidiana, con el consiguiente riesgo de mengua de sus derechos y de sus expectativas de presente y futuro. Esta invisibilidad de los niños y adolescentes les pone en una situación de mayor riesgo de sufrir violencias. Si ponemos la mirada en la prevalencia de la Covid en niños y adolescentes, en comparación con diferentes tipos de maltrato infantil, los datos nos dicen claramente que tenemos que continuar haciendo un esfuerzo para detectar las situaciones desde los diferentes servicios que apoyamos a los niños. Mientras la prevalencia de la Covid con niños se sitúa en el 3,8%, el abuso sexual infantil lo hace en un 9’6%, el maltrato físico en un 22,6% y el maltrato emocional en un 29,6%.
La proximidad es clave
Son tiempos marcados por la incertidumbre, y en Cáritas detectan diariamente que la crisis no está siendo igual para todos, puesto que las familias más frágiles son las que están viendo como empeoran con más rapidez e intensidad sus condiciones de vida.
Como señala Carmen García, responsable del Programa de Infancia, Adolescencia y Familia de Cáritas Española, “lejos de encontrarnos ante una nueva normalidad, estamos ante una nueva realidad que nos cambiará a todos de manera definitiva, pero muy especialmente a los niños, porque si algo han aprendido en esta etapa de crisis es que la vida puede pararse en un momento, y que el personal docente y la escuela son fundamentales para un aprendizaje significativo”. García también explica que “mucho más allá de internet y las redes sociales, la proximidad es clave; por eso los centros educativos son un escenario en el cual no solo los menores aprenden, sino también se relacionan y crecen como personas “.
Esta crisis está cambiando muchas cosas y cambiará también a los niños, niñas y adolescentes. Como viene pidiendo Cáritas desde el inicio de la pandemia, urgen políticas públicas que protejan a los más vulnerables, y también, los derechos de la infancia y la adolescencia, porque en la medida que no se corrijan estas condiciones, corremos el riesgo de consolidar una sociedad todavía más desigual e injusta.
La celebración de este día Internacional es una ocasión óptima para alertar sobre el riesgo real que se “pierda” a toda esta generación de niños, niñas y jóvenes en situación de vulnerabilidad, que están emocionalmente impactados con la situación creada con la pandemia y expuestos a factores añadidos de exclusión social.
Propuestas y retos de acompañamiento
El Programa de Familias e Infancia apuesta en esta jornada porque en esta situación de crisis ningún niño y niña retroceda, no solo en sus niveles de protección de derechos básicos como alimentación, salud o educación (base fundamental de sus desigualdades), sino tampoco en niveles afectivos, como la ilusión, los abrazos y el amor que proporcionan seguridad y proximidad.
Por eso, desde Cáritas Española se señalan cinco ejes estratégicos desde nuestra acción para garantizar este objetivo:
- Certezas ante la incertidumbre: Cáritas apuesta para seguir acompañando cada niño y adolescente en situación de vulnerabilidad, andando a su lado, compartiendo sus preocupaciones y esperanzas, y optando sin equívocos por la defensa de sus derechos.
- Puentes frente a las grietas: La brecha social generada por la exclusión se ha visto agrandada con esta crisis, en que la infancia y la juventud pagarán una factura socioeconómica y emocional muy alta. Cáritas quiere actuar como puente que proteja los procesos vitales que están por llegar y los que ya están aquí de tantos niños que acompañamos. La desatención a la infancia, la adolescencia y la juventud tiene entre otras consecuencias la transmisión intergeneracional de la pobreza, analizada tan a fondo por la Fundación FOESSA, con lo cual no podemos permitir que este proceso se acelere, sino frenarlo y revertirlo.
- Proximidad ante la distanciación: En época de distanciación y de mascarillas, es urgente estar más cerca que nunca los unos de los otros, admirar lo mucho que cada chico o chica guarda en su interior, y alargarle la mano para facilitarle que sea capaz de expresarlo. Más que nunca, Cáritas reafirma sus procesos de acompañamiento a las familias y a los menores, para reforzar sus capacidades y la fe en sí mismos.
- Escucha frente a la sordera: Ante los desafíos actuales, hay que tener la valentía de cuestionar y reinventarse para afrontar la transformación social y el cambio de modelo, siempre desde la escucha, el respeto y la participación de las personas que acompañamos porque puedan ser protagonistas de sus propios proyectos de vida.
- Vecindad ante individualismo: Reivindicamos, en estos tiempos de confinamiento y aislamiento, el sentido comunitario que haga sentirnos unos al lado de otro, como fuente no solo de relación, sino de celebración de la vida en común, porque “todos necesitamos de todos “. Romper con el aislamiento social nos ayudará a combatir los miedos, a generar conexiones que se ramifiquen como las ramas de los árboles, como clave del crecimiento comunitario, generando espacios de confianza, seguridad y respaldo mutuo en las familias y los niños.