Un mar de experiencias | Blog de Cáritas Barcelona
Entidades con Corazón / 03/09/2021

Un mar de experiencias

Publicado por: José Manuel Codón

Si navegar se define como hacer un viaje sobre el mar (con todos los imprevistos que conlleva) y usar un velero implica estar pendiente de un sinfín de aparejos, navegar a vela se antoja una buena metáfora de lo que significa nuestro paso por esta vida. Por quinto año consecutivo, algunas personas acompañadas por Cáritas Diocesana de Barcelona pudieron disfrutar por primera vez de la experiencia de surcar las aguas del puerto de Barcelona.

Personas con corazón

Ya son más de 450 personas (entre niños, adolescentes, adultos y gente mayor) las que, a través de asociaciones como la asociación de Navegació a Vela Barcelona Balears o la asociación Mar y Muntanya, y su vinculación con el programa Clubs amb Cor de Cáritas, han tenido la oportunidad de aprender elementos básicos de gobernanza de un barco, como es el trimado de las velas, manejar el timón o sentir como el barco reacciona a las condiciones del viento. Giambattista Livi, miembro de la asociación Navegació a Vela Barcelona Balears, puso a disposición de Cáritas lo New Hope, que el mismo capitaneó, y el Manhé de la asociación Mar y Muntanya, de la gobernanza del cual se encargó su compañero David.

Giambattista, genovés de origen y afincado en Barcelona desde hace 15 años, conoció la iniciativa a través de su mujer, quien hace nueve años ya era voluntaria de Cáritas y se embarcó en la aventura de ofrecer estas salidas, cuyos beneficios son más que evidentes.

Atisbando historias de vida

Navegar implica también otear el horizonte, mirar más allá de lo que la perspectiva abarca a primera vista para entender lo que hay detrás de lo evidente. De la misma forma, para ayudar hay que entender y eso conlleva indagar, comprender lo que hay en el interior de las personas. Así conseguimos saber que tras la deslumbrante sonrisa de Lika (34 años) y la intensa actividad de su hijo Andria (8), ambos georgianos de nacimiento, hay una madre, especialista en negocios y comunicación, y una familia agradecida porque, si no fuera por la orientación de Cáritas, quizás no sería capaces de saltar las barreras idiomáticas o de la burocracia. Ambos viven hoy en día en Santa Eulalia (Hospitalet), en un piso de la entidad.

Por su parte, Juliana (39 años, comerciante) y su hijo Cayetano (7), originarios de Perú, también disfrutan de la estancia en otra vivienda de Cáritas, situada en el barrio de la Sagrada Familia (Barcelona). Si hablamos con ellos con más confianza, observamos la adorable candidez de un niño curioso por naturaleza, que se quedó huérfano de padre demasiado pronto, y hallamos la historia de dos personas que se vieron atrapadas por una pandemia mundial en un país que no es el suyo.

Bajo tres gorras caladas y seis ojos adolescentes mirando al suelo, nos encontramos con tres jovenes, Zakarias (17), Salah (17) e Ibrahim (18) provenientes de Marruecos, que solo necesitan el interés y la experiencia de un capitán de barco para cumplir con nota el reto y las tareas que Giambattista les plantea. Son también referentes de buena convivencia en el piso de jóvenes migrantes de Càritas que comparten en la calle Castillejos de Barcelona.

La profundidad de lo insondable

Hay momentos inabarcables, experiencias inspiradoras y transformadoras difíciles de definir y mucho menos de resumir. Durante la salida, tuvimos la sensación de que ésta fue una de esas ocasiones en que los astros se alinean para que cada cual encuentre su qué, su cómo y su por qué.

Mientras los capitanes y sus improvisados grumetes se encargaban del manejo de las herramientas necesarias para que la navegación resultara placentera y aleccionadora, las madres gozaban de unas horas de paz mientras veían a sus hijos alucinar con el mar e interactuar con el resto de los pasajeros.

Asimismo, los responsables de Càritas combinaban sus respectivos roles con la diversión de surcar unas aguas apacibles, y el que esto escribe, en calidad de reportero voluntario, se sentía agradecido y privilegiado de poder ser el plumilla encargado de contar esta pequeña historia a todo el que tenga a bien de pasarse por este artículo.

 

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Periodista voluntario de Cáritas Diocesana de Barcelona

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