El Rebost Solidari de Sant Andreu cuenta con unos setenta voluntarios que cada mes ayudan con alimentos a 720 familias
El Rebost Solidari de Sant Andreu de Cáritas Diocesana de Barcelona se inició en 2012 con la unión del reparto de alimentos de seis parroquias del Arciprestazgo de Sant Andreu. Su función es proveer de alimentos a las familias que no cuentan con suficientes recursos y que se encuentran en una situación de extrema vulnerabilidad. Durante la visita a la despensa, hemos podido hablar con los diferentes voluntarios del centro, y con mucho entusiasmo nos han explicado la labor que llevan a cabo tres días por semana.
Santi Maseda, coordinador del Rebost Solidari de Sant Andreu, explica que las personas que vienen a buscar alimentos son derivadas de servicios sociales y Cáritas Diocesana de Barcelona. “Cuando atendemos a una persona nueva, los Servicios Sociales del Ayuntamiento o Cáritas nos informan de las cantidades que debe recibir la persona en función de los miembros de la familia y durante cuánto tiempo. Es un sistema muy profesionalizado”, explica. “La persona que asiste a la despensa lo ha perdido todo y se encuentra con un dolor muy grande – explica Santi – nuestra tarea es acompañarla y asesorarla en todo lo que esté en nuestras manos”.
En un inicio, los alimentos se repartían en lotes, por lo que la persona recibía unos alimentos concretos en función de los miembros del hogar y teniendo en cuenta la presencia (o no) de niños en casa. Para escoger los alimentos, el Rebost cuenta con el asesoramiento de Nutrición Sin Fronteras, una organización que establece cuáles son los alimentos básicos que cualquier persona debería tener en su dieta para garantizar una alimentación equilibrada. Desde hace dos meses, el reparto de lotes ha sido sustituido por un sistema que emula la estructura de un supermercado.
“Con el nuevo modelo, queremos hacer valer el acompañamiento a la persona. Ahora, la persona puede coger lo que necesita en función de los puntos que tiene. El derecho a elegir es muy importante para empoderar a las personas”, indica Santi.
El nuevo modelo dota a las personas de unos puntos en función de los miembros de la familia. Conociendo el coste de los productos en puntos, cada cual elige lo que necesita. Durante la compra, la persona es acompañada por un voluntario que le asesora en función de sus necesidades.
José, jubilado de banca y voluntario de la Despensa hace tres años que se inició en el voluntariado. “Ser voluntario es una satisfacción muy grande. Creo que trabajo más ahora que cuando estaba en el banco”, nos cuenta entre risas. Mostrándonos las estanterías con los alimentos, José expone que hay producto embalsado, producto congelado y frutas y verduras cosechadas de hace pocos días. “El 50% de los alimentos provienen del Banco de Alimentos, pero también contamos con muchos donativos de particulares, de comercios del barrio y de Mercabarna. Es un trabajo en red que demuestra la solidaridad de muchas personas y empresas anónimas”, explica José.
Los setenta voluntarios que forman el Rebost Solidari de Sant Andreu reparten 27 toneladas de alimentos cada mes. “Actualmente somos setenta voluntarios, y la verdad es que en necesitaríamos diez más para ir bien. Hay mucho trabajo por hacer”, admite Santi.
Antes de despedirnos, hablamos con Isabel, voluntaria veterana que hace más de veinte años que colabora con Cáritas Diocesana de Barcelona. “Empecé mi voluntariado cuando todavía trabajaba de maestra. En los inicios, dedicaba mis horas al refuerzo escolar y la acogida en la parroquia, y más tarde me he centrado en el reparto de alimentos”, explica Isabel.
Preguntada por el nuevo modelo de reparto de alimentos, Isabel indica que “hemos visto el cielo”. “No nos parecía correcto tener a la gente esperando en la calle. Con el modelo actual, la gente concierta una hora determinada y elige lo que necesita. Hemos mejorado en calidad humana”, concluye Isabel.