La apuesta de Cáritas Diocesana de Barcelona por la acción y los espacios comunitarios
“El escenario postpandemia provocó que nos preguntáramos: ‘Si todo lo que cerramos en marzo de 2020 se pudiese abrir mañana, ¿querríamos abrir el mismo tipo de proyecto?’” A partir de esta reflexión, Cáritas decide potenciar la acción comunitaria, impulsando los espacios polivalentes como herramienta para mejorar la acogida y acompañamiento de las personas vulnerables.
“La pandemia nos hizo ver los efectos de vivir en condiciones de no-lugar, en una habitación de realquiler, en un sofá, bajo un techo que no es un hogar. Hemos descubierto la necesidad de disponer de espacios dignos, donde las personas puedan reunirse, relacionarse y hacer comunidad, y por eso impulsamos los polivalentes”, detalla Eduard Sala, director de Cáritas Diocesana de Barcelona. Trabajando en esta línea y desde el año 2020, Cáritas ha desplegado cinco espacios polivalentes situados en Barcelona, L’Hospitalet de Llobregat, Cornellà de Llobregat, Badalona y Santa Coloma de Gramenet que, sumados al Centro Abierto Glamparetes y al de Torre Baró / Llops del Taga, los tres en Barcelona, funcionan desde una vertiente comunitaria.
Son espacios de escucha y de referencia en los que se ofrecen actividades lúdicas o relacionales, donde las personas pueden apuntarse a cursos de lengua, cápsulas de formación, grupos de cuidado, trabajo emocional, actividades de tiempo libre y culturales, entre muchas otras. También disponen de servicios esenciales, como lavandería o ducha. En paralelo, Cáritas está adecuando la mayoría de los despachos de atención de las zonas pastorales, reconvirtiéndolos en espacios abiertos a la comunidad. Durante el año 2023, más de 5.000 personas han ampliado su red social, creando vínculos con la comunidad desde estos espacios polivalentes. Más de 800 personas también han participado en espacios relacionales de carácter parroquial o arciprestal que están repartidos por el conjunto de la diócesis. En solo dos años, las personas que han participado en todos estos proyectos se han más que duplicado, pasando de 2.146 (2021) a 5.379 (2023).
Lluïsa Sebastià, adjunta al área social de Cáritas Diocesana de Barcelona, explica que una de las razones de ser de estos proyectos es que hay muchas personas solas, sin vínculos y sin red, y que estos espacios no solo sirven para apoyar a la persona, sino para que conozcan a otras que han pasado por lo mismo. “No trabajamos para crear proyectos que vayan dirigidos únicamente a personas en situación de vulnerabilidad, sino que apostamos por proyectos permeables en los barrios, que respondan a las necesidades de la gente.” En este sentido, Sebastià expone que Cáritas está atendiendo a muchas personas formadas, pero que por cuestiones legales no pueden ejercer de aquello en lo que se formaron. “Son personas que pueden aportar a la comunidad. No tenemos que verlos solo como demandantes de ayuda, sino como personas que pueden ofrecer su experiencia y su tiempo”, reclama.